domingo, diciembre 25, 2005

nieve asada

Es nochebuena. Dan moscatel y turrón en la plaza si vas a la Misa del Gallo. Mi abuela, antes de cenar, me ha hecho explicarle el prospecto de las pastillas que se toma.
- Yaya, que pone que aunque no hagas dieta te baja el colesterol si te las tomas.
No ponía exactamente eso pero se ha comido a gusto el cordero al horno.
Hemos recordado a Felicísimo porque en Nochebuena tocaba la guitarra y no cabía ni un alfiler en la casa.

Me han hecho un regalo de navidad, me lo han preparado poniendo notitas. La letra era de mi madre. Después de buscar en el parking, en las golfas y en mi habitación, he encontrado una caja con 300 euros debajo de la banqueta del piano. Mi abuela siempre me regala dinero para que me compre lo que yo quiera.

Felícisimo preparaba nieve asada para cenar. Lo malo es que es un plato que se derrite si no te lo comes en seguida.

- A ver, voy a poner al fuego la nieve, vigiládmela que voy un momentico fuera.
Los niños se quedaban vigilando la nieve que no por arte de magia, más bien por el calor del fuego, desaparecía en la olla y se convertía en agua! Entonces, Felícisimo volvía.
- ¡Pero que ha pasado aquí?! Quién se ha comido la nieve?!
Los niños se miraban y ponían cara de no saber nada.
- Que no se la ha comido nadie, que nosotros no hemos sido!
- ¿Cómo que no se la ha comido nadie?? A ver, pues voy a poner más nieve a asar pero que no os vea yo que os acercais...

Y Felicísimo volvía a poner un poco más de nieve en la olla y volvía a marcharse.
Y otra vez lo mismo, la nieve desaparecía. ¿Quién se ha comido la nieve?
***

Hemos brindado por las navidades pasadas y por éstas, porque el año pasado mi padre aún estaba en el hospital y no pudimos celebrarlas. Mi madre se fue a las 22:00 a dormir a casa porque estaba cansada y yo me quedé hasta las 24:00 con él. Estuve comiendo un turrón sin azúcar que repartían las enfermeras. Aquella habitación tenía una ventana muy bonita, de estilo antiguo, que daba a una especie de jardín. Eso sí, los árboles estaban descuidados y las ramas eran inquietantes.
***

La nieve asada se derrite.

***


Ciao


Ahora me gustaría esperar una llamada, hoy me voy a permetir ese lujo, es Navidad. Algo así como "Vaggio, estoy en la calle, ábreme la puerta". Hoy puedo esperar algo imposible.
Una noche, cuando hacía mucho menos frío que ahora, la del 11 de junio exactamente, fui a ver a Giulia a su casa porque estaba con anginas y tenía que ir a cuidarla. Estuvimos bailando en el comedor, no sé qué canción, y como Giulia se pone buena en seguida, nos entraron ganas de hacer el amor.
Así que nos fuimos a la habitación y pusimos música, el cd de Feist seguramente, y seguimos bailando mientras nos desnudábamos. Justo cuando Giulia me estaba llenando el ombligo de besos, oímos unas llaves y la puerta de casa. Joder, era su hermana que al final no había ido al cine.
Giulia se vistió un poco, que es una medida intermedia, y yo... bueno, a mi lo único que se me ocurrió fue taparme hasta arriba con la sábana, por esas cosas de que si tú no ves no te ven. Entonces Giulia salío de la habitación para entretener a su hermana y evitar una entrada triunfal en la habitación. Mientras, yo, tapada hasta arriba, pensando, "y si entra ¿qué hago? Le digo "Hola"? ¿me presento?" Por eso me quedé inmóvil, casi sin respirar. Los animales hacen eso en lo reportajes. Cerré los ojos, como en los dictados de solfeo, para oir mejor. Do, mi , sol.
Giulia disimulaba fatal pero al final su hermana se fué a dormir. Entonces ella volvió a la habitación y me dijo que tenía que esperarme un rato hasta que su hermana se durmiera, porque además tenía la puerta de la habitación abierta.


Nos quedamos a oscuras. Nos gustaba ser un poco sospechosas y susurrantes. Seguimos con lo nuestro, el suelo estaba duro pero es que la cama hacía ñicñic. Luego nos volvimos a meter en la cama. Apreté una tecla del móvil para que se encendiera la luz de la pantalla y podernos ver un poco las caras. Giulia estaba muy guapa con la cara iluminada y me preguntó riendo si la luz era una luna-móvil. Pues No! no era una luna-móvil, era una estrella fugaz-móvil. Y empecé a mover el teléfono de derecha a izquierda simulando una estrella fugaz, claro... "Pide un deseo Giulia, ¿quieres ser mi novia?"


Nos quedamos varias horas hablando sobre nuestra infancia, sobre el colegio, el instituto y esas cosas. Cuando calculamos que su hermana se había dormido, salí con los zapatos en la mano por el pasillo, hacia la puerta de salida. La perra no me esperaba y del susto se hizo pis encima. Fue muy divertido pero no nos podíamos reir porque estábamos de incógnito.


Me puse los zapatos en el ascensor.
La nieve asada se derrite.

Y hace un año...

Y hace dos

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