notita
Lo más destacado de la semana pasada ocurrió el martes, el viernes y el sábado. El domingo, el aire olía a barbacoa como siempre.
Las demás cosas fueron de aquí para allá. El examen, los compañeros de la facultad, la mañana en la oficina, el desayuno en el bar. El ballet de los camareros con las tazas y la leche caliente, el vals de las cucharillas, el vapor de la cafetera como un suspiro de dragón. Bloooff.
Martes 6 de Septiembre
Quedé con Giulia para cenar cerca de donde aquel día tomamos te y mate, y parece que haga tanto tiempo... y en realidad, solo hace cuatro meses.
Casi a las 23:00 decidimos que era una buena noche para la práctica del tai-chi entre semana y fuimos a buscar mi coche que estaba en la otra punta de Barcelona. Luego fuimos hasta su pequeña casa que precisamente se sitúa en la punta opuesta a la primera punta mencionada y estuve allí hasta la 1:30. Y qué pereza volver hasta la otra punta otra vez.
Viernes 9 de Septiembre
El viernes fuimos al cine y Giulia Picnic sugirió que hicieramos un picnic antes de entrar. Nos compramos un bocata y una galleta de chocolate. Después de la película estuvimos bailando en un bar canciones que no pasan de moda, pero Giulia, de repente! se quiso ir a practicar tai-chi. Vaya por dios, qué sacrificio, otra vez, con lo bonitas que eran aquellas canciones que no pasan de moda. Le regalé un cd de
K.T Tunstall, Eye to the Telescope, que estuvimos escuchando en la habitación. Sonaba bonito.
Sábado 10 de Septiembre
Fui a la fiesta que se celebraba en el ático. Era el cumpleaños de Violetah y le llevé el último cd de Cocorossie y una postal de unas chicas que estaban de espaldas, vestidas para bailar sevillanas y con la cabeza algo cabizbaja, como si estuvieran un poco tristes, quizás porque ya se acababa la feria de abril o quien sabe. En la postal, le recordé a Violetah aquel día que fuimos al cine y ella se comía los caramelos como si fueran palomitas, uno detrás de otro, y yo podía oir como le crujían dentro de la boca, entre los dientes, cronch, cronch. Nunca había visto a nadie comerse así los caramelos.
Muchísimo más tarde, Evita me decía que tengo mucha metáfora y poca vergüenza y me ataba su sujetador al cuello como si fuera una pajarita. Su plan era que yo le diera celos a Giulia con ella, porque dice que los celos son sexis y buenos para una relación. Además me recomendó que llegara 10 minutos tarde y con su sujetador al cuello. Entonces yo diría: "Giulia llego tarde porque he estado tomando un cubata con Eva, jo-jo, que me ha entretenido, jojo" Pero me quité el sujetador del cuello en cuanto salí de la discoteca y lo guardé.
Ya eran las 5 de la mañana, vaya horas de quedar, y la calle estaba en silencio. Oí unos susurros que decían mi nombre, "ssssh, ssshhh, shhh" y miré a derecha y a izquierda y no ví a nadie. Luego volví a oirlo y finalmente, a la tercera, descubrí que era Giulia. Ella pronunciaba mi nombre y yo parecía que lo oía por primera vez. Estuvimos practicando tai-chi y hablando de lo bien que lo hacíamos.
De camino a la casa de la otra punta, compré crusanes de chocolate. Eran las 8.00.