viernes, agosto 17, 2018

Rodillas llenas de tierra y restos de hierba






Si has crecido en Barcelona sabes que siempre llueve para las fiestas de gracia. Y en los periódicos publican titulares como "La lluvia no logra arruinar la decoración de la Calle Verdi". Si has veraneado en la costa sabes que en mitad de agosto siempre hay una tormenta con rayos y truenos. Y al día siguiente está nublado, ha refrescado y tu madre te dice "ponte chaqueta para salir a tomar un helado con tus amigas". Ambos son, para mí, recuerdos de la infancia.

Y hoy, hoy ha llovido. Hoy ha sido el día en el que llueve en las fiestas de gracia a mediodía. He visto en instagram a algunos vecinos tapando el atrezzo de las calles con bolsas de basura.

Yo no estoy de vacaciones y la tormenta me ha pillado en la oficina. He salido a las tres y había quedado para comer con mi amigo Emilio. La ronda Sant Antoni parecía un río desbordado. La silueta del Mercado se veía a lo lejos, borrosa, y se me han mojado las adidas en Valldonzella. ¿Será este, dentro de unos años, un recuerdo de mi vida adulta? Podría empezar diciendo "en agosto, cuando trabajaba, siempre había un día de tormenta, en el que los rayos iluminaban el patio interior y le dábamos a Guardar Proyecto tres veces seguidas por si se iba la luz". Menos bucólico, sin duda, que el de la infancia.

grupo de whatssap

Cómo quedamos?

está lloviendo!

Da igual

Pues yo creo que me quedo en casa. Si tocara mi grupo, sí iría...

(emoticono berenjena)

(emoticono del grito)


Decido no salir porque no me apetece. Mañana sí. Ese espíritu de aventura. ¿Y si hoy era el día en el que me iba a enamorar de forma enigmática y correspondida después de tanto tiempo? Aunque, probablemente, eso no es lo que iba a ocurrir. Lo que una piensa que puede ocurrir y lo que pasa finalmente está siempre a años luz. Por lo menos, en mi caso. La vida se adorna sola y hay veces en las que es mejor tapar el atrezzo con una bolsa de basura hasta que pase la tormenta...

Emilio estaba empapado cuando nos hemos abrazado. Hacía tres años que no nos veíamos. Ya se sabe, pierdes el contacto, pasa el tiempo y no vuelves a saber nada hasta que a alguno de los dos se le ocurre comunicarse. Se ha comprado una casa. Yo logré en septiembre renovar mi alquiler pagando 100 euros más cada mes. "Tengo suerte, solo es casi la mitad de mi sueldo, podría ser peor y ser tres cuartas partes..." digo mientras me acabo una cerveza. Pido otra. Me suena un match en Tinder.

No hablamos sobre dónde estábamos hace un año cuando hubo el atentado en Las Ramblas. Yo, al lado, acababa de salir de trabajo.

Miro mi match en Tinder. En dos fotos no me gusta. En las otras dos, sí. Le digo hola, por si acaso.

Miro hacia la ventana y la tormenta sigue, pienso en mi bici, aparcada en Universitat y cayéndole el chaparrón. Pienso en mi perra, que está sola en casa.

Me despido de Emilio. Ha dejado de llover. Antes de irse me dice: no pienses en el pasado, todavía eres joven y no te has dado cuenta de que esto se acaba en cuatro días.

Siento presión por dejar atrás el pasado y por los dos días y medio que ya debo haber consumido. 

Aferrarme al presente. Como hice ayer, mientras me metía mano con B, tumbada encima de ella en el césped de la pinada de la playa, y me frotaba con sus llaves o con su cinturón, no sé muy bien pero estaba duro y era efectivo, y le acariciaba su cabeza rapada. Lástima del hombre que paseaba a un galgo y tuve que cambiar de postura. Yo tenía las rodillas llenas de tierra y restos de hierba, además de una gran sonrisa en la cara.



jueves, agosto 16, 2018

¿Cómo acabará el día?



Hoy me he despertado a las 5 de la mañana y ya no he podido dormir. Se preguntará el lector o lectora, ¿por qué?

Porque quería cerrar el pasado. Sí, como si de madrugada se abriera la posibilidad de acceder a la puerta que te lleva hasta a él, y entonces poder sellarla de una vez por todas, para que no interrumpa más. Pero no es así, no funciona así. Yo sé que a veces llevo un soplete y soy capaz de reabrir cualquier puerta, por muy atrancada que esté. ¿Cuál es la solución entonces? Llevo tiempo tratando de averigüarlo. Y en estos últimos años, evidentemente, se ha ido acumulando más pasado. Así que tengo un par o tres de puertas fantasmagóricas que abro y cierro con soltura, pero acarrea consecuencias.

Le he enviado un mensaje a B. Me parecía raro cortar así la comunicación, de forma tan drástica. No sabía si se iba a enfadar... pero no, me ha dicho que ella había estado a punto, también, muchas veces. Resulta que ahora trabaja al lado de mi casa. Me suena. Y hemos quedado para tomar algo cuando salga. No quiero perder nuevamente a otra persona preferida. ¿Estoy proyectando? ¿Podemos ser algo? ¿Amigas? ¿Amigas modernas? ¿Y si entro en el bucle del enganche? Pero... ¿Y si esta es mi oportunidad de hacerlo bien? ¿Estaré mareando la perdiz sin darme cuenta?

¿Estoy preparada para tener una relación? Porque igual yo creo que sí y resulta que es que no. A las pruebas me remito. Que no es que no quiera con B, que es que no estoy preparada para ninguna letra del abecedario hasta que (y aquí viene el final que lo ata todo) hasta que cierre la puerta del pasado.

Qué boluda soy, a veces...

miércoles, agosto 15, 2018

Sanas y salvas



He superado mi primer revés. La verdad es que todo es distinto, ahora, incluso la tristeza. Dura lo que dura. 

La parte intensa dura 10 minutos de llanto, dura un cigarrillo, da para una cerveza... luego quedas con alguien, te tomas un café, u otra cerveza, comentas con los amigos y se te pasa. Y acaba el día y dices... sigo siendo yo. 

Un revés con depresión era un auténtico mazazo. Hacía que me cuestionara toda mi vida y mis capacidades. Ya no recordaba cómo era ver la verdadera magnitud de un asunto. No lo recordaba. Es fuerte... es impactante.

Hoy he ultimado detalles para mi semana de vacaciones en la isla, en septiembre. Volver a uno de mis lugares preferidos... volver sola y disfrutar de mí, de la persona a la que vi desmoronarse y volver a moronarse. Voy  a celebrar que estamos sanas y salvas. No sé por qué hablo en plural. 

domingo, agosto 12, 2018

Bajé las escaleras y de dos en dos



Ayer le di la bienvenida a la melancolía estival de madrugada, mientras bajaba por la calle Girona en bici, el aire fresco, los semáforos en verde y la menstruación estallando por dentro en rojo. Sangre.

Por un lado, creo que el reciente final de intento frustrado de "relación" me afectó un poco, aunque fuera decisión mía no continuar. Y por otro, tener citas de tinder de esas en las que ves/sientes/intuyes/percibes que no vais a ninguna parte... tampoco es que sea un planazo. Siempre me acuerdo de la pava esta que dice "eres mayor cuando te das cuenta de que el queso es caro y de que todo el mundo se droga". Acertaba más antes, años atrás, cuando la gente no se ponía foto de cara en las apps y hablaba con ellas porque me gustaba el fotograma, canción, libro, o lo que fuera que hubiese escogido tal persona como tarjeta de presentación. Acertaba más entonces cuando no tenía en cuenta la cara, pero sí sus gustos y posibles afinidades.

Llegué a casa, me senté en la terraza a ver si veía alguna estrella fugada (solo vi aviones) y empecé a rememorar amores de antes, mi recuerdo ideal de aquellas personas por las que sí sentí algo especial. Y las mezclé a todas. Un rato esta, un rato la otra y me hice preguntas, una especie de cuestionario:  ¿con quién me quedaría ahora? ¿con cuál de ellas dormiría esta noche? ¿con cuál me iría de vacaciones en septiembre? ¿con quién me besaría apasionadamente en el local tras un ensayo? ¿con cuál de ellas me iría mañana a la playa? ¿con cuál me haría un tatuaje? Etcétera. Seguro que a mi terapeuta le encantará saber que me hago estas pajas.

Que no, que ha sido un momentito solo de bajada y aquí no pasa nada. Naranaraaa naraaa naraaaa...

sábado, agosto 11, 2018

Antes de conocerme



Estoy disfrutando de la vida luminosa. Respiro y siento los árboles, el cielo, el sol, el aire en la bicicleta. Los amigos, la música, la familia. ¿Es amor por dentro? ¿Es amor por fuera? ¿Es química cerebral? Me da igual.

Hoy he tenido una cita. Nos hemos besado. Pero no es lo que busco. No nos volveremos a ver. No pasa nada. Tinder es una barra de bar, te besas y no te gustas y te vas y ponen otra canción. Dejé aquello con B. Tampoco era lo que busco. Es complicado. Sin embargo, no encontrar no me preocupa, ahora sí estoy bien sola. Ahora sí. Ahora todo es como una piscina bajo el sol a primera hora de la mañana. Pero... quiero volver a enamorarme. Ya lo he dicho. Qué nervios. ¿Cuándo volverá?