Entre el punto y seguido y el espacio
Esta mañana he pasado frío en la bici. Estaba nublado y había refrescado. Me ha recordado a aquellos días de agosto de la infancia en los que amanecía lloviendo y no podíamos ir a la playa. Me he cruzado con la de los guantes rosas en Marina. Es una persona a la que veo dos veces a lo largo del día, una cuando voy al trabajo y otra cuando vuelvo por la tarde. Me fijo en cosas como en que "hoy lleva los mismos pantalones que ayer". Cuando paso por al lado del parque, y los aspersores están en marcha, siento algo de nostalgia de aquellos días de invierno en los que la perri me ayudaba a sobrellevar la tristeza. Fueron días de esperanza como la llama de una cerilla, que prende rápido y, como te descuides, te quemas los dedos. Y también de desayunos en la cafetería francesa del Born, con aquellas chicas guapas que siempre leían algún libro, y yo pensaba t engo que leer un libro . El carril bici ya no pasa por al lado del parque; es más cómodo así (excepto por el lío