Página de Los Ingrávidos, de Valeria Luiselli
Me gustaría saber en qué momento exacto dinamité mi vida. O mejor, saber en qué momento empecé a colocar la dinamita. O irme más atrás todavía, y saber en qué momento la compré. Quién fue mi contacto. Cuánto me costó encontrarla. En qué pensaba entonces. Por qué lo hice.
No sé si serviría de algo saberlo. Una vez ha explotado toda la munición, no sé si tiene demasiado sentido volver atrás, que los pasos vayan al revés como en los videoclips.
En algunos momentos me siento en blanco y negro, cuando todo lo demás tiene color. Esta va a ser una temporada larga. No sé hacia dónde me va a llevar. A veces me da miedo volverme estática. Transparente. Sólo deseo ser suficiente para mí. Ser mi agua, mi alimento, mi orina, mi menstruación, mi saliva. Escoger una película de la cartelera e ir a verla.
Ya no tengo el poder de decisión. Dependo de las decisiones de los demás. Mi vida es un resultado, no una operación.
He vuelto de la piscina agotada. He nadado muchísimo, llevaba una buena munición de hidratos. Hoy en la sauna había una chica estirando. Me ha puesto muchísimo ver su cuerpo en tensión. Me hubiera encantado levantarme y acariciarla. Besarla. Hacer el amor con ella allí mismo, sin saber su nombre ni el color de sus ojos, ni a qué se dedica, sólo su piel. De vez en cuando suspiraba. Ella suspiraba. Yo me miraba la piel llena de gotitas de vapor y sudor.
Hay un borracho en la calle. Grita palabras. ¿Qué hará que diga ésas y no otras? Parece que recite versos. Lleva una botella en la mano. Se oyen pasos. Cada cierto tiempo sale gente de las entrañas del metro. Esta es la zona ruidosa se la casa, la del balcón que da a la calle por donde entro a mi portal. Luego está el oasis de la terraza, silencioso y en calma. Dónde la ropa crece y las plantas se tienden.
Ha salido una rosa. En esa maceta hay un papel con mis sueños escritos y enterrados. Por eso era tan importante que no muriera. Creo que están desfasados. Pero la vida de esta planta, como la mía, sigue su curso. Superar que ya no te quieran. Asumir que fuiste otra que ya no eres. Descubrir quién eres ahora. Quedarte dormida en el sofá hasta el día siguiente.
Bona nit.