viernes, febrero 04, 2022

Fantasía con límites y todas las imbecilidades


Por primera vez, en todos estos años, se me ha olvidado la contraseña del blog. Tal vez sueñe con todas las contraseñas olvidadas una noche de estas... y lo digo porque últimamente sueño con personas del pasado, que vuelven, se aparecen. Me refiero a esos enamoramientos que me han marcado. Contraseñas en forma de persona. No sé si es porque, con el tiempo, me he dado cuenta de la cantidad de veces que he hecho el imbécil por amor. Esos sueños vienen a corroborármelo, o todo lo contrario, porque no son pesadillas. Suelen ser noches emocionantes, vibrantes, algo confusas, en las que tengo emociones que, ahora mismo... pues no, ahora me he vuelto racional, responsable e incrédula. La puerta de ruido en mi editor de sonido "sentimental" está al 80% y pierdo muchas frecuencias. Puede que la mascarilla sea una buena metáfora de eso, también.

No me enamoro de personas que no me convienen. Ni vivo historias locas. Ni hago el imbécil. Ni escribo poemas, solo canciones pero nunca descarnadas. Toda esa practicidad también ha hecho que pierda el gusto por la fantasía, como lo definí el otro día con R. La fantasía como ese algo que te hace creer en cosas que tal vez no sean, o sí.

Mis kamikazadas por amor, hechas en esos momentos de confusión mental absoluta, son de película mala o muy buena. Depende de cómo se mire. Depende de cómo se cuente. Podrían ser un capítulo de relleno o un largometraje. Aunque, ¿existen ahora capítulos de relleno? Tengo la sensación de que tanto en la ficción como en la vida, todo va tan rápido, que no queda tiempo para relleno alguno. Como si todas las acciones estuvieran sumamente planeadas para conseguir algo. Más espectadores, más engagement, más seguidores, más escuchas, más oportunidades profesionales, más clicks, más me gustas, más visualizaciones, más conciertos.

A pesar de todas las tonterías, qué sinceras, qué auténticas fueron. Fantasía sin parangón.

Como en el sueño de hoy.  He sentido una oleada de emoción al acercarme a ti (y eso que han pasado muchos años). Incluso te han hecho contrato indefinido (jaja la reforma laboral) y lo celebrábamos. Esos detalles ligados a las realidad me parecen muy divertidos. 

En el sueño venías a buscarme y nos reíamos. Puede que ese fuera el objetivo.