martes, julio 31, 2018

Revolcarse y extinguirse




Me muevo constantemente para cambiar de postura; a veces estoy un rato de pie con las manos en el teclado, es como estar tocando un sintetizador. Es lo que peor llevo de trabajar con un ordenador.  Ojalá la humanidad se extinga dentro de 100 años. 

Me he aficionado a cerrar los ojos y a sentir que estoy bien. Quiero ser muy consciente de este periodo de estabilidad y calma. Quiero rebozarme de felicidad.

Voy a transformar mi "thing" con B. Voy a proponerle que dejemos de revolcarnos y que seamos  amigas. Me parece un planazo.










jueves, julio 26, 2018

Un agosto más a punto de empezar




Las obras veraniegas. Las excavadoras, las taladradoras, las apisonadoras. Las vallas amarillas, los petos amarillos, las señalas provisionales. Eso es el verano en la ciudad. Más o menos. Una parte.

Ya echo de menos mis vacaciones, y solo hace semana y media que he vuelto al trabajo. Recuerdo las tonalidades infinitas de verdes en el bosque.

También he vuelto a la piscina después de... un año y medio, tal vez. Nadar es maravilloso y sólo se me ocurre que también existe la fascinación, después de nadar, como segunda cosa maravillosa. Fascinarse por algo y/o por alguien. 

Tengo restos de amores pasados a mi alrededor, como confeti plateado. Y me lo imagino flotando, o como una estela, o como algo que se desprende de mi pelo. Aquella tarde, aquel gesto, aquella palabra, aquel olor, aquella voz, aquella luz, aquella discusión tonta, aquel café, aquella conversación. A lo Jean Marc Vallée. Lo que  me gusta de Sharp Objects es que suene Led Zeppelin en cada capítulo, porque eran algunas de mis canciones preferidas cuando era adolescente y las solía tocar con la guitarra. 

Ya he hecho bastantes cosas extras con B. Cosas como tener conversaciones largas,  ir en coche, tocar la batería, cocinar o hablar por teléfono. Pero extraño eso que se siente en el pecho, bajo el esternón y en la nuca. Sube por la nuca. Y que recuerdo era fascinante.




martes, julio 17, 2018

He estado tanto tiempo esperando



Ayer, en el concierto de Future Islands, me encantó el nervio de Samuel T. en el escenario. Lo que me gusta de él es que parece un tío normal, ni feo, ni guapo, ni moderno, ni delgado, pero canta y se transforma en algo inigualable. Me encantó escuchar Seasons en directo, y desgañitarme cantando I've been waiting on you... y sí, he estado esperando. Disfruté con todas las del disco del año pasado, que está lleno de melodías cristalinas y desgarradas. Me lo pasé muy bien viendo todo el espectáculo de cerca, el sudor, las luces en la cara, el calor, la vibración de las tablas del escenario... Cosas que no se viven en un festival cuando ves a un grupo por una pantalla gigante. 

Descubrí a Hurray for the Riff Raff, la telonera, que tiene un tema muy bueno, Hungry Ghost, aunque me gustó mucho más en directo. A ratos, me recordaba un poco a Manhattan de Cat Power.



Después de tanto tiempo contando mi particular tristeza, tengo pendiente hablar de mi estado actual, que es todo lo contrario. Es una sensación de calma, es algo así como verlo todo, de nuevo, iluminado. Ayer se lo dije por primera vez a un amigo. Le dije "empiezo a sentir que he dejado la depresión atrás". Después de cuatro años, sé muy bien lo que es y no es. Me prometí que cuando estuviera bien, hablaría sobre ello, para servirle de ayuda a alguien, pero lo cierto es que no sé por dónde empezar, y no acabaré hoy. Puedo dar un breve apunte. 

Recuerdo que en 2013 me diagnosticaron la primera... (no me lo creí, de hecho, me costó varios años saber lo que era y aceptar lo que ocurría). Y aunque en muchos momentos sentí que jamás dejaría atrás ese estado espeso, esa arena movediza, ese laberinto doloroso que interfería en mi vida, ahora sí siento, con seguridad, que estoy en otro lugar. Podría decirse que he encontrado el camino a casa y vuelvo a ser aquella persona a la que tanto eché de menos, ese alguien irremplazable que era yo misma. No ha sido fácil y no ha habido ningún acontecimiento extraordinario que haya hecho que cambiara todo de golpe. Yo esperaba eso, pero no ocurre así. Es una acumulación de pasos, y tampoco sé cuáles son. No ha sido un milagro. No ha sido de la noche a la mañana. No ha sido por nadie, ni por nada. Está siendo, cada día.

(Por favor, si estás en ello, no desistas. No comprendes nada, no te reconoces, pero sigues ahí. Siempre había querido decirle esto a alguien, o que alguien me lo dijera a mí).

viernes, julio 13, 2018

Hija única



Mientras estaba en la playa, mi amiga amante me ha llamado para vernos. Le he dicho que sí, que podíamos comer y pasar la tarde juntas. Hemos acabado en la playa dándonos un buen baño para despejar la morriña de después de la siesta.


Por la noche, he tenido una conversación interesante, acompañada de unas cervezas, con mis amigas hijas únicas. Hemos hablado de cómo ha sido, para cada una, la experiencia de la infancia a solas. Nos hemos dado cuenta de que le damos mucha importancia a los enfados con los demás, nos duele y nos hace sentir tristes. La conclusión es que tal vez sea porque ninguna ha crecido con el típico hermano o hermana con el que discutir y seguir como si tal cosa. Si nos enfadábamos, era con los adultos, y las consecuencias eran graves. Es lógico que le demos tanta importancia.

Nos hemos reído mucho de nuestra condición de hijas únicas, y de nuestros rasgos comunes.


martes, julio 10, 2018

Viva la zona de confort



Dentro de la felicidad veraniega, también entra la melancolía veraniega. A ratitos. Es un Pack Completo. 

Mi amiga amante me ha propuesto venir a cenar y a dormir pero compite contra mi rutina a solas, labrada con esfuerzo durante decenas de meses... así que le he dicho que mejor otro día. Me apetece pero ya me había hecho a la idea de estar sola, hoy. No sé si me explico. Me pilla con el paso cambiado esto de que alguien quiera venir a dormir conmigo. Bueno, y tengo la regla y estoy a medio gas y no sé cuántas cosas más. ¿Me estaré justificando? ¿me da miedo abandonar mi zona de confort? Al que se inventó la expresión abandonar la zona de confort habría que decirle que se está muy a gusto. Que si él no lo está, pues que se lo trabaje.



Continuará





este verano, me siento feliz. El sol colándose entre las persianas, las mañanas húmedas, las brisa que sube de la playa por las calles del barrio, las lecturas a la sombra, el pelo mojado, las marcas del bañador, el cloro y el azul piscina, las noches y las sábanas blancas. Hacía tiempo que no me sentaba tan bien el verano. Esta sensación de serenidad, dulce, cálida

domingo, julio 08, 2018

Pizza Margarita



Ahir no podia dormir després del concert. Crec que tocar m'excita massa, deu posar en funcionament un munt de neurotransmissors. Quan m'he adormit, he hagut de prémer molt les mandíbules perquè aquest matí tenia mal de cap i em notava tensa la boca. Va ser un concert guai, vam sonar bé. Encara no hem sonat malament cap vegada. A nosaltres també ens és estrany.

La vida és plena de regals com aquest d'ahir. Al cap de tant anys, tornar a una ciutat on vaig viure amb 19 anys i tocar a 100 metres de la meva porteria. Tornar per fer el que més m'agrada, o una de les coses que més m'agraden. En realitat, el que més m'agrada és enamorar-me, però no ho puc triar a consciència ni fer-ho quan vull, per tant, no compta.

M'he llevat tard i amb mal de cap. Ja ho he dit. I m'he menjat una pizza margarita tan bona que li he dit a una amiga per whatssap. En plan... "la millor pizza de la meva vida i es només Margarita!!". Aleshores, he recordat que una dia hi vam anar tu i jo, i ens vàrem cascar una per cada una, a la nit. Aquell dia plovia molt, feia una tempesta d'aquelles d'estiu i vas dir que t'agradaven molt. Les tempestes d'estiu. Jo em fixava molt en tot el que deies perquè estava molt penjada de tu (però ho dissimulava prou, crec). I en baixar les escales, aquell dia, es va apagar el llum, i vas aprofitar per tocar-me el cul i besar-me al replà i fotre'm mà. I jo et vaig preguntar, mentre em besaves, "què vols, pizza o hamburguesa?" i em vas contestar "no tallis el rotllo ara..." mentre em tocaves. I recordo que els llamps il·luminaven el minúscul pati interior de l'escala. Després, vàrem anar a la pizzeria pel meu carrer preferit i t'ho vaig dir. Aquest és el meu carrer preferit. I va passar un gat. I vam anar una mica agafades sota el paraigües. I tu duies bambes i vas dir que se t'estaven mullant molt. Ostres, m'encanta recordar aquests detalls tan insignificants després de dos anys. Sóc una genia de la memòria.

No sé si trucar a la meva amant o tocar la guitarra. Crec que avui necessito reflexionar un mica sobre la vida.

miércoles, julio 04, 2018

Las distancias

Observo las montañas que se alzan frente a la casa, el manto de árboles que las visten y pienso en lo cerca que parecen estar. Y en lo lejos, en cambio, que está todo lo demás,  el trabajo, el día a día, las calles sucias, el aire húmedo y caliente de Barcelona...

He encontrado un libro en uno de los cajones de la casa, un libro olvidado por alguien que pasaría aquí algunos días de vacaciones como yo, supongo. Es un libro de relatos excelente, de Cristina Fernandez Cubas. Un libro que leo  mientras no estoy nadando o montando en bici. Ayer leí paseando bajo los árboles durante la puesta de sol y no deseé estar en ningún otro lugar.

La piscina, la piscina también está siendo importante. Creo que es aquella piscina que buscaba hace tres veranos. Ha aparecido. Los caminos, también. Los caminos que pasan por el bosque y los riachuelos y los campos.

Te escribí una carta de despedida hace una semana y pico. La carta no era demasiado emotiva, cuatro líneas... quería finiquitar el ejercicio terapéutico sin mostrar demasiado apego. Era una despedida, no una recreación melodramática. Entregué mi ejercicio y me pusieron otro.