miércoles, marzo 31, 2004

contactos

Ha llovido durante cuatro días y somos papel mojado. Tememos rompernos en un mal gesto y las tintas se nos mezclan en el autobús. A la mujer del abrigo azul se le destiñen los ojos oscuros, ahora son grís fotocopia como las letras de la página de contactos. Caminando me cruzo con el chico que lleva corbata y paraguas. Murmura un adiós afeitado y con olor a after-shave. Los sueños de toda la calle huelen a pan caliente y a las napolitanas de chocolate de la panadera morena. Cuando paso por delante guiña el ojo y me dice con acento harinoso "adiós corasón" y a mi sólo se me ocurre "¿de donde eres?" pero al final no entro y le digo desde la puerta "hasta luego, guapa". Los días de agua me borran tu nombre y cinco gotas descienden por la palma de mis manos, se deslizan por las muñecas y me hacen cosquillas en los brazos. Y tan líquida, Lucía, mira, estás mojando mi ropa.

sábado, marzo 27, 2004

musical

Post diferente para días diferentes.


Ayer no tenía ganas de escribir, pero me puse a tocar la guitarra y lo grabé. Pensé que podía colgarlo, algo así como un post musical. No sé que ha pasado, supongo que tiene que ver con mi cuenta de geocities que evidentemente no es de pago, pero esta mañana no funcionaba. Aquí http://www.geocities.com/paolavaggio/ se puede descargar el archivo. A veces funciona y otras no. Está en manos de la suerte.



martes, marzo 23, 2004

farolas

Daniela empieza a escribir sin escoger demasiado la página, ignorando los días de la agenda. A Diciembre no le siguió Enero y no hay cenas ni conciertos ni viajes en Abril. Para que todo sea al día siguiente, o todo haya sido ayer. Como mucho anteayer. Que todo pase hoy, o pase mañana. Para no mirar el calendario y tener ganas de señalarte en rojo, y rodearte cuidadosamente con círculos que no son sus brazos. Para no ponerte anclada en una fecha y en un día determinado que al trazarlo se vuelve a construir : se hace otra vez una calle con farolas que se encendían más temprano que ahora, llenas de carteles que recuerdan "te conocí" o "llegabas a las 10", con la atmósfera húmeda de tus frases, que rescatándolas como si fueran citas de algún libro, están en cursiva, y se inclinan, despacio, para besarte.

viernes, marzo 19, 2004

V

Laura no tiene ni un cd en su caja y poner una canción es como viajar para buscarte.
En el test de lógica, las letras siguen el orden de tu nombre, y en el test de personalidad, deja que los niños de los vecinos se peguen, porque ya tienen a sus padres para que los separen.
En el de matemáticas el resultado no coincide ni con el de a), ni con el de b), ni con c), y la d?? debe ser para despistar. En la décima pregunta, Laura se pone a hacer una caricatura de la psicóloga, muy cubista, muy ista.

Dos y dos son cuatro, dos y tres son cinco, le decía su padre con voz grave, la m con la a, ma, pero ella decía mi, y la señorita Clara, que era muy muy muy vieja, no se enfadaba, le daba la merienda que siempre era un panecillo con jamón, que se hacía una bola y sólo pasaba con un poco de zumo de naranja. Y en el patio, jugábamos a que la lluvia eran naves espaciales, y en las escaleras estaba Diana comiéndose ratones, que siempre era Susana, que tenía cara de mala. Siempre era del bando de los malos que son buenos, igual que Víctor, que un día escribió en la pizarra "¿Laura, Quieres casarte conmigo?" No recuerda la respuesta, así que igual tiene una boda pendiente con Víctor, que jugaba con ella a ser locutores de radio poniendo discos de plastilina.

También estaba Eva, que era la hermana mayor de alguien y le contaba cuentos pero no eran de miedo, todo lo que explicaba Eva era bueno. La abuela siempre contaba el de los tres cerditos. Laura viviría en la casa que se cae de un soplido, y cada día escribiríais una palabra que os gustase mucho, en un folio, con máquina de escribir, y después tiraríais el papel por la ventana azul para que se fuera vola-a-a-a-ndo, aunque no es nada ecológico pero así el amor se recicla.
Ahora va a buscar todas las plazas y las playas que estén en los mapas, para no dejarse ninguna, en la que en sueños, pueda pasear contigo.

lunes, marzo 15, 2004

Vida

                                 alto
el techo es tan alto, tan   , tan alto
está tan lejos, tan lejos,         tan lejos, distancias de postales y cartas que tú y yo cruzamos
con garabatos a mano, letritas que te traen hasta mi boca para leerte en voz baja desde la cama.
Y me levanto despacio para no despertar a Lorena, que está aquí al lado, que sueña con los ojos cerrados, pero nunca se acuerda, y seguramente después dirá que soy yo que me invento que sueño para fastidiar. Y aunque es tarde, y por la calle sólo pasan los borrachos, en la mesa están Paula y Ana comiendo chocolate, vigilando que no se escape la lámpara nueva de luz anaranjada. Suena una buena canción y le doy al botón para que suene otra vez, y otra vez y otra vez,y no me cansa , mientras el humo se estanca entre la ventana y yo, que miro la barandilla de hierro, con los barrotes de regaliz que giran como una espiral, recuerdo que este balcón de Gràcia es de esos que un día dijiste que tanto tanto te gustaban

miércoles, marzo 10, 2004

La ficción del gigante


Un gigante torpe que se aleja de ti haciendo demasiado ruido. Jugando con el equilibrio a pies planos, paso a paso, brindando por uno que ya no te espera
y otro que está a medias. Hablando muy rápido para que parezca que llena el espacio que no se toca, silbando y mirando hacia otro lado porque eso, ah eso! no importa. Fingiendo que no sabe nada del número que llama y que ya no tiene tu nombre de cinco letras, porque no hay palabras que empiecen por I, ngenua, mpetuosa, gnoro, y tampoco hay nadie que lleve tus gestos por la calle. El gigante que apoya la cabeza en el hueco de tu cuello si sueña,
y busca el silencio para sus labios con tus manos.

domingo, marzo 07, 2004

me pregunto

? qué debes hacer hoy. ¿Cosas extraordinarias? ¿en domingo? a ver, enséñamelo que no me lo creo.

miércoles, marzo 03, 2004

Palabrita

Con mis razones y mis locuras dentro de las botas y a salvo de los carteristas, me subía al Metro mascando contra el mareo mi nombre y el de ella, para que mi mamá pueda decir que es peor el remedio que la enfermedad. Se mezcla con mi música el violín desafinado del viejo que sube dos paradas antes. Lloran todas las notas en sus manos temblorosas y el viejo no se aguanta con el vaivén del último vagón. Mira a la ventana negra intentando tocar Cantando bajo la Lluvia sin farolas ni agua ni ganas, esperando veinte céntimos o la moneda que sobra o no sé. Pero suena tan triste, tan de viejo solo sin casa que fue niño y no estuvo solo, que le diría que parase, que dejara la melodía en paz...y yo...yo dejo de mascarla y de pasearla y de convertirla a ella y su nombre en una mierda de canción que me entristece. A tomar por culo ya, y a borrar.