miércoles, enero 14, 2009

Vamos a pavonearnos bien

gracias foto por la gema, digo, gracias gema por la foto


Hemos superado los tres días fatales de la semana. Los que nos tragamos tapándonos la nariz. Mañana se inicia el ascenso a la cumbre. Vale, soy muy exagerada. Sigo con lo mío. En mi pico de montaña particular estás tú esperándome. ¿Quién coño tiene ganas de quedarse un viernes por la tarde después de salir del trabajo a tomarse unas cervezas? yo no, yo lo que quiero es ir a buscarte y estar contigo. Que dos cervezas me las podré tomar siempre, que lo importante es lo importante. Las cervezas me las tomo contigo que para eso estoy enamorada, para disfrutar del momento. Yo cantaba una canción cuando tenía 16 años que decía "como una bala llévame..." Y no entendía lo que quería decir, ¿qué tiene de especial llevar una bala?, pensaba. El otro día lo entendí. Si aún te quedan balas estás salvada. Dirías tú. Si te llevo como una bala estoy a salvo contigo. A mí lo que me agobia es la selva sin ti. Sigo sin comprender lo de las cervezas. Realmente es gente que no tiene putas ganas de llegar a casa y besar a su chica, que prefieren ahumarse con 20000 cigarrillos y dejarse el culo en la silla del bar.

Es como lo de la nieve en Madrid. Pues yo ayer mientras comía a pie de playa en el Port Olímpic con un sol espatarrante me moría de ganas de estar congelándome y caminando "pitipitit" -como dice Elena- sobre el hielo. Lo malo es que el temporal siempre siempre se debilita en el Mediterráneo.


domingo, enero 11, 2009

La bola cada vez más grande

Sobre el ramo de flores que veo cada día en un semáforo de Barcelona, me preguntaba a qué hora del día debían cambiarlo para que siempre estuviera tan fresco y vivo. Es que vivo es lo que pienso cuando lo veo. Imaginaba a una señora, de madrugada, reponiendo el ramo y recordando a la persona que murió en el accidente. Siempre flores blancas. El viernes me fijé bien al pasar y me di cuenta de que eran flores de plástico. Flores de plástico blancas y con efecto de frescor, con efecto de gotitas. Que el ramo sea de plástico no le quita valor, pero yo ya estaba imaginando cosas. Me está bien empleado.

Mañana es lunes y no tengo ganas de nada. Y tengo anginas y me duele al tragar, y no quiero irme a dormir tarde pero ya es demasiado tarde, y ya no lo puedo remediar. Esto me pone triste, más que lo del ramo. He pasado una tarde de esas de antes. Una tarde vacía y aburrida, de las que ponen en las películas para que el espectador se sienta identificado y en el momento en el que ves las tardes tristes y asquerosas en las películas, piensas que no son tan tristes y asquerosas, es más, piensas que son muy heroicas y poéticas. Por ejemplo, otra cosa que ponen en las películas es la típica secuencia de la chica que se pasa la noche entera estudiando con una luz de flexo. Intercalan esas imágenes con la chica haciendo la compra o conduciendo, cosas que todo el mundo hace y que son un puto rollo, pero en las pelis parece muy guay.


Mierda, mañana lunes.



jueves, enero 08, 2009

bailando delante de una nevera vacía


Aquí al lado tengo una nevera que siempre está vacía. Únicamente hay un sifón sin gas y un tetrabrik de zumo. El sifón lo puedo tirar cualquier día de estos, por eso no lo tiro, porque siempre queda cualquier otro día para tirarlo. Aún así, tenerla vacía no quiere decir que no le tenga cierto aprecio ya, oigo la respiración de su condensador térmico todas las noches y eso es intimidad de la buena. ¿Te apetece un poco de hielo? ¿te apetece un pack de latas de refresco? ¿te apetece un baile? La luz que desprendes es perfecta.


"El nombre de nevera viene por los neveros, que son acumulaciones naturales de hielo, o nieves eternas y que, en zonas de montañas, se utilizaban para conservar alimentos antes de que se inventaran las primeras neveras artificiales, que en sus primeras versiones no consistían en armarios, sino en cuevas o profundos pozos excavados en el suelo que se llenaban de hielo. Más tarde vendrían las primeras neveras domésticas que, efectivamente, no eran otra cosa que arcones o armarios donde se almacenaba el hielo. La parte inferior servía para almacenar los alimentos que requieren frío para su conservación. El hielo se llevaba a las poblaciones desde los picos cercanos que tuvieran nieves permanentes en verano, y si no en primavera, antes de la fusión, en carros aislados con paja, durante las noches, y se guardaba en unos pozos situados extramuros de la población. En España, por ejemplo, en la ciudad de Madrid, la nieve se bajaba del Guadarrama a los pozos de la nieve situados en la actual glorieta de Bilbao, que antes tenía ese nombre, Puerta de los pozos de la nieve). Hacia los años de 1980 hubo en Granada un pleito instado por el concesionario de las nieves de Sierra Nevada para que los esquiadores le pagasen un canon por el uso de su "concesión". Naturalmente perdió.

La importancia de tener nieve para enfriar y para fabricar refrescos, era tal, que en el siglo XIX se llevaba a Cuba en barcos, ya que no podía obtenerse de las sierras del continente." (Fuente: wikipedia)


Otra vez la nieve. Ha sido sin querer, yo estaba aquí tranquilamente hablando de mi nevera y ha vuelto a aparecer "la nieve". Qué romántico me parece que transportaran el hielo envuelto en paja, en carros, cruzando la noche por caminos polvorientos y gastados. Seguro que en otra vida nos conocimos así, de madrugada, con un montón de hielo puro y blanco, algo sucio y por estrenar.

miércoles, enero 07, 2009

2009 en blanco

Blog en blanco porque ha nevado. Vamos a ser valientes. Me ha costado mucho diseñar un blog en blanco. Siempre he admirado tanto a los bloggers que consiguen tener un blog blanco, sin parafernalias. Demasiado para mí.

Los copos de nieve de ayer me recordaron al puré de patata en polvo,
esos sobrecitos que venden.
Salí con mi prima de 13 años a la calle para tocar la nieve.
Ella dijo: "voy a casa a por la cámara y a ponerme unas botas".
Yo le dije: "No, no lo hagas. Cuando vuelvas habrá dejado de nevar."
No me hizo caso.
Dejó de nevar en cuanto volvió con la cámara.

Mi primer descubrimiento del año han sido los fuegos artificiales. Yo siempre había fingido mucho con este tema. Tantas noches de la mano del novio o novia de turno, mirando el cielo y fingiendo, "oooh, qué bonito", pero la verdad es que ni fu ni fa. Pero el 31, en la Puerta del Sol, justo cuando ya me había comido mi tupper de uvas, entonces sí sentí por primera vez la emoción de unos buenos fuegos artificiales. Con sus palmeras, su lluvia de color, su traca final... Inolvidable.