jueves, octubre 28, 2004

Estudiante de Música




foto di franco feruglio

Escala: disposición correlativa de las notas en un sistema musical. Se define por las distancias establecidas entres ellas, es decir, entre los distintos grados.

Segunda: Intervalo formado por dos notas o grados consecutivos en la escala diatónica.

Consecutivas,
tu y yo,
escala de intervalos variables.
La distancia entre el secreto que se anticipa
y un beso.

Dos silencios flotando en papel pautado,
anhelo que nos envuelve

Allegretto de las 11,
Hora que sólo marca nuestro reloj.
Siento en mi cuerpo
el compás de tu latido al acercarnos.
Sí sí, no no, sí sí, no no, sí sí.
Acercarnos:
ocaso de la mañana,
viaje a alguna parte,
faros en el sur...

lunes, octubre 25, 2004

capítulo IV

Querida hija Ingrid,

Hoy he escrito más de tres cartas y todas importantísimas, a tu tía María, a mi abogado y a mi socio. Como verás, mi humor es algo rebuscado.

Desde que estoy en esta ciudad del futuro tengo unas ganas terribles de escribir.

El Ministerio de Medio Ambiente ha prohíbido el papel para poder conservar los bosques, y el de Sanidad prohibe tener libros en casa porque acumulan polvo y agravan las alergias. Así que son piezas de museo, están en grandes bibliotecas con estanterías inalcanzables. Tendrías que verlo, se pierde la vista. Eso sí, podemos escribir e-mails desde cualquier lugar, porque la ropa lleva internet incorporado y sin darte cuenta, te quitas la bufanda y estás enviando un virus a todos tus contactos. Y no sólo eso, en estos momentos podría proyectar mi imagen en el cielo y me verías desde cualquier lugar de la ciudad. No sabes lo fácil que es encontrarse, pero aún sirven las excusas de "pasaba por aquí" o "te ví desde el aerobús". Todos los enamorados miran hacia arriba buscando señales de sus amantes.

Gracias a mi amigo Smith, conseguí papel, sobres y sellos. Yo sólo tengo que llevar las cartas al puerto, pasada la media noche, y dárselas a un tipo flacucho que siempre lleva una antigua gorra de cartero. Es mi contacto. Las cartas zarpan contra viento y marea, somos los nuevos rebeldes.

¿Reduerdas las cartas de la gitana? Me dijo que conocería a Edel, que siempre estaría en mi destino conocer a Edel. Pues ya la he encontrado, está en este futuro. Llena todos mis pensamientos puntualmente, pero dice que no quiere saber nada de mí, aunque no deja de proyectarse en el cielo para que la busque. Ya he visto todo lo que quería ver y tengo ganas de volver aunque Edel vuelva a ser algo por conocer.

Mi niña Ingrid, espero que tus sueños sigan siendo pequeños para que puedas abrazarlos mejor.

Queriéndote,

Pedro Garcia Viñuales

martes, octubre 19, 2004

II o III capítulo: El Doctor Reixa

El Doctor Reixa se encierra en casa después de trabajar. Se encierra en cualquier casa posible, la única condición es que tenga puertas, y todas las casas suelen tenerlas. Se encierra para que no se escapen sus ideas, que según él van y vienen y se rigen por alguna ley desconocida. Por eso, la casa del Doctor Reixa la imagino como una gran fortaleza repleta de buenas y malas ideas, que vuelan con alas de mariposa entre las tazas de te y los innumerables libros que se amontonan por todos los rincones, incluso en las estanterías -aunque parezca mentira- incluso se amontonan en las estanterías.

Los cuadernos del Doctor Reixa siguen un orden estricto, un orden basado en la regla más antigua: La armonía del tiempo. La primera colección de apuntes es de hace veinte años. El año en el que Miguel Reixa intuyó que si debía ser fiel a algo, sería a los dictados de su corazón. Y ahora su corazón lo llevaba directamente a la habitació 111, la habitación del miedo *ú ú ú, la de la paciente Paula Lorente, ingresada por herida de bala, aunque todo el mundo sabía que lo del atraco al banco era mentira, y la dolencia de Paula no eran más que pequeñas cisuras leves en el corazón, leves sí, pero rotura a fín de cuentas.

Era absolutamente necesario tener en cuenta, para el estudio del caso de la paciente, a la Srta. Ingrid, no por su belleza absolutamente indiscutible, absolutamente necesaria para el mundo diría él, sino por el ceñidísimo vínculo afectivo que se había creado entre ella y la paciente Paula.

Con la Srta. Ingrid había compartido intensas charlas sobre las mareas y el llanto de los perros al anochecer. ¿Por qué lloran los perros? Ingrid siempre acababa preguntándole si él sabía por qué lloraban los perros. No un perro, o su perro, o el del vecino, sino los perros, en general, ¿por qué motivo lloran todos los perros del planeta?. También hablaban de los viajes del padre de Ingrid, un hombre adinerado e ingenioso, que se hizo rico al inventar la almohada contra el insomnio. Lo que él no sabía es que su propia hija Ingrid sería la causa de la excepción que confirmase la regla. El Señor Viñuales, más conocido como el padre de Ingrid, decidió gastarse toda su fortuna viajando a los lugares más recónditos de la Tierra. Porque, alguien sabe donde están las maravillosas aguas transparentes de Costa Lucía? O la secretísima aldea de Irenesuña? o la preciosa Isla de Mireyoytu? él no lo sabía, pero Ingrid , o mejor dicho, Pedro Garcia Viñuales había estado allí, y como prueba de ello estaban las fotografías que ella le enseñó esa misma tarde.


Lo mejor de todo es que Ingrid impregnaba la habitación 111 con almíbar dulce. Cuando entraba las esquinas dejaban de precipitarse al vacío y todos los bordes eran suaves y redondeados, las líneas rectas serpenteaban como veredas que siguen a los ríos, como caminos misteriosos en los bosques. La habitación se impregnaba con la imposible Ingrid a distancia, siempre silueta lejana, con los hombros paralelos al horizonte, un inifnito que él pensaba que Paula debía alcanzar algunas veces, apenas unos segundos, cuando Ingrid y ella se besaban en los labios.


*u: Uno, en català

lunes, octubre 18, 2004

preguntas a gran velocidad




Lanzas escalerillas de cuerda desde tus galerías. Las sujeto con las manos para que no se muevan. El quilibrio es de vidrio.

En pocos segundos, todo lo frágil se vuelve acero, cuando nuestros vagones se cruzan por la mañana y queremos ver, verlo todo, sin ver del todo.

Queremos vernos. Y sé que estás detrás de alguna ventana -y sabes que estoy detrás de alguna ventana- Destellos de luz, gris metálico, rostros fugaces, preguntas a gran velocidad, ¿Y si ese ojo era el tuyo? ¿ Y si esa boca era la mía? Siempre. Nuestras ansias al límite, colmando vasos, colmando el mar, los charcos de la ciudad. Saturadas de luz, fulminadas en blanco, ¿cuánto deseo debemos sumar para descontarnos?

Lanzas escalerillas de cuerda desde tus galerías. Las sujeto con las manos para que no se muevan. El equilibrio es siempre de vidrio.

jueves, octubre 14, 2004

cumpleaños felis





Hoy celebro un año de bitácora y también mi cumpleaños. Estamos tan bien avenidas...
Que hoy hago 26 años puede ser algo extraordinario y/o anecdótico, según se mire, pero la cuestión es que los hago y me hacía ilusión decirlo a los 1, 2, 3 y 4 vientos, para que no se lo tengan que chivar entre ellos.

Y como el blog hace un año, me gustaría aprovechar para agradeceros vuestra compañia, espero que sea mútua. Y en algunos casos, gracias por la amistad y los cafés, las cocacolas, los desayunos, los libros, las vacaciones, un viaje, las charlas, los cumpleaños felis en mp3, las bocas de metro, y más. No me quiero dejar a nadie, pero en fín, os tengo cariño reciente y antiguo a los virtuales y a los no tan virtuales. Y un recuerdo especial a mis queridas musas y queridos musos, personitas especiales inspiradoras de letras, por lo vivido, sentido y lo que queda por dosificar. (¿amenaza?) SALUD

lunes, octubre 11, 2004

mil maneras para decir Finlandia





Soy feliz buscando libros sobre Finlandia contigo. Infinitavemente feliz aunque después te vayas. Y ando unos metros, hacia la casa iluminada, y me giro para ver de lejos, como te vas. Tan callada.
...
Me hace feliz buscarme en los libros contigo. Estás feliz y callada, y unos cuantos metros... son ya muy lejos de casa, infinitos... Finlandia, cuando te vas iluminada.
...
Los libros en Finlandia me hacen feliz si estás conmigo. Me hacen feliz, aunque las decisiones no sean infinitamente decisiones y sólo nos iluminen unos cuantos metros. Cuando te vas, la casa está callada.
...
En Finlandia, contigo en la casa, soy feliz. Decidamos un libro infinito y vayámonos , aunque sólo sea unos metros lejos de aquí. Hacia la luz.
...
Estaba callada, mientras un libro me iluminaba Finlandia y me decía que podía ser infinitamente feliz contigo.Cuento los metros que me separan de ti cuando te vas.
...
La casa sólo sale en mis libros, por eso no la encontrabas, y yo te iluminaba los metros que faltaban hacia mí, pero infinitamente te ibas lejos. Decidiste Finlandia.
...

miércoles, octubre 06, 2004

Un paraguas para Pablo

Pablo me enseñó a abrir los paraguas.
A no tirarlos al suelo con rabia,
a no doblarles las varillas por venganza.

Pablo me enseñó a caminar por las calles estrechas mientras llovía. A atravesar el paseo con los adoquines mojados y grises. A llegar con la ropa empapada al tren y a mirarme en el reflejo de las gafas del revisor, "Su billete...".

Llovían ranas, espinas sin peces,
estrellas estrelladas, milagros,
te quiero, columpios de las olas, no te quiero,
desengaños.

Empapándome de todo, las tormentas descargaban, los cielos rojos se iban y pasaban los créditos de las películas.

Hasta que Pablo me prestó su paraguas para los primeros días.

Pablo se alegra de mis alegrías y se entristece con mis pesares.

"Las palabras son para mí cuerpos tocables, sirenas visibles
sensualidades incorporadas" Bernardo Soares, Fernando Pessoa & Cª)

(Dedicado a mi amigo Ike Janacek con todo mi cariño concentrado)

viernes, octubre 01, 2004

Los zapatos de Ingrid

Por la noche, escondo mis zapatos bajo mi cama y ella deja los suyos bajo su cama.

Ingrid me construye. No sólo por la forma en la que desvela mis acertijos uniéndome como los puzzles que encajan pieza a pieza sin que sobre ninguna.

Incluso,
Ingrid es capaz de rehacerme aunque nos dejemos una o dos partes en otros lugares y sus labios se queden marcados en otras almohadas. Pero sólo con ella bailo frente al espejo. Y bailamos y bailamos hasta que la canción se desmonta y no tiene principio ni fín , porque Ingrid vierte su pasión en mis huecos y yo baño mi cara en su pelo enmarañado.

Me enamoro de ella hasta cuando me olvido, y su rostro se hace nuevo y conocido y tan ficticio como un desierto de otra galaxia. Busco una misión que cumplir junto a Ingrid, siendo enviadas espaciales o especiales, según lo revueltos que estén nuestros ánimos...

Un cura diría que son cosas del diablo, un místico un milagro y un mago un truco muy visto, pero... por la mañana los zapatitos de Ingrid están relucientes y esperando bajo mi cama, y me pregunto si los míos también habrán llegado hasta la suya tan limpios y descansados.