Post 1007. Taxi

Cuando el día ya no da para más estiras estiras y estiras y se hace añicos. Queda un pedazo de mañana aquí otro de tarde allí un semáforo averiado que no se ponía en verde para nadie una adolescente que deja el curso un zombie comiendo una hamburguesa con patatas una cajera que me pregunta por el tiempo y me cobra 75 céntimos. Si no estoy en la ola estoy debajo. ¿Y la noria que había al final de la playa? No puedo ofrecer demasiado si no gano mis apuestas. Los taxis siempre me parecen confortables te llevan, giran, el intermitente suena diferente, pero la ventanilla jamás está a mi gusto. Como por la ventanilla de un taxi, así miro yo.