Azul piscina relámpago
A principio de semana regresé de Mi Infancia hasta Mi Casa, pero sólo por unos días. El viaje de vuelta lo hice en un tren que pasa por varias playas y que, como suponía, estaba a reventar de turistas. Tuve la suerte de encontrar un asiento vacío que había pasado desapercibido entre tantas cabezas y estuve leyendo la última novela de Carme Riera. A los veinte minutos cedí mi asiento a una mujer de unos setenta años que iba de pie y se abanicaba todo el rato. Me acordé de mi madre y le dejé mi asiento. Haz por los demás lo que te gustaría que hicieran por ti. El problema es que el día a día es una fábrica de gentuza, cada vez lo veo más claro. En Mi Casa también disfruto del verano, sobre todo en la piscina. Ayer nadé 40 minutos seguidos por la noche con las luces, que son azules, maravillosas, parecen relámpagos bajo el agua. Podría haber nadado más pero mentalmente no suelo aguantarlo. A veces repaso canciones para no aburrirme. Estaba sola y no pude evitar sentir algo de miedo. Los