jueves, julio 23, 2015

The trout


Break on trout to the other side, break on trout to the other side, yeah


Los días son largos aquí. En la guantera de la cabina he encontrado un paquete de tabaco de liar y papel de fumar. El fuego lo hago con dos piedras.

Hoy he pescado una trucha y no sabía qué hacer con ella. En principio, mi intención era comérmela, pero le he puesto un nombre, Virginia, y la he devuelto al río. He estado a punto de enamorarme. Un futuro juntas, joder. Un día en Portugal. Planear unas vacaciones.

He continuado andando, buscando comida aquí y allá, y he encontrado una ensalada verde con espárragos y tomatitos cherry. Estaba escondida detrás una piedra. Una piedra que podría haberme matado, pero no ha sido así. He caminado despacio, rodeando a mi presa, con los brazos abiertos como los luchadores de sumo. Cuando me ha parecido que los espárragos miraban hacia otro lado, me he abalanzado sobre ella. La ensalada tenía una bolsita con aceite y vinagre. El bosque es imprevisible.

Me he lavado la ropa y la he puesto a secar al sol. Me he sentado desnuda a esperar y he recitado versos de Mary Spencer. He estado reflexionando acerca de la vida de la poeta. ¿Por qué dio ese giro? ¿por qué vino a España, entró en Decathlon, compró una tienda de campaña y se fue a Las Negras? En el prólogo de Joaquim Monts sobre su obra (el único libro que yo llevaba en mi avioneta la noche que me estrellé) trata de explicar el misterio de su poema más aclamado, The Leash, y deja muy claro que "la poeta jamás había ido de cámping". Hasta ese momento, claro. "Mary tenía una fobia horrible a los mosquitos, tal vez provocada por aquel turbio asunto durante su infancia en Illinois, aún así, en Las Negras, Mary fue una campista ejemplar."

The leash in your legs
The leash in your mouth
The leash in your eyes
But I'm who is captive.

(Mary Spencer, Las Negras, Almería.)

Con la ropa seca y lista para volver a ensuciarla, he mandado un mensaje en código Morse, por si alguien lo recibe, pero me temo que no, que el mundo ya es otro.

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miércoles, julio 22, 2015

El agua del bosque







Soñé que había vuelto a casa, que atravesando el bosque había llegado hasta una carretera muy David Lynch, que una camionero me había dejado en la estación de tren, que ahora era mi amigo en Facebook, y que horas más tarde yo estaba en mi cama con insomnio.

Parece ser que nada de eso fue real. Sigo en la cabina de mi avioneta con el parabrisas roto y atravesado por la rama de un árbol. En la rama hay un desfile de hormigas.

Otro día soñé que había llevado a una amiga al aeropuerto del Prat. Que mi amiga volvía a su casa, a Los Ángeles, que Los Ángeles era una ciudad en la que hay muchos coches. Que nos habíamos emborrachado con sidra en un bar. Horas más tarde, en mi sueño, estaba en Ikea comprando un mueble y me reía de todas las parejas que creen saberlo todo acerca de decoración o acerca de su nueva vida. Si ponemos esto aquí y compramos aquello nos ahorramos esto y ganamos espacio. Qué ilusos. Siento vergüenza con ese tipo de conversaciones. Creen saberlo todo acerca del amor.

Otro día soñé que la soledad no era mala.

He descubierto una cascada. Me baño desnuda. Acaricio mi cuerpo y siento que es bonito.

domingo, julio 12, 2015

DE VUELTA A CASA

De vuelta a casa y con insomnio. 

Tras el accidente con la avioneta estuve mandando mensajes en código Morse. Identifiqué a Venus y Júpiter en el cielo brillando  al anochecer. La primera vez me pilló por sorpresa su desaparición. La segunda noche estuve observándolas hasta que dejaron de brillar. Quería captar el momento justo en el que, de pronto, parecían apagarse. Y así fue. Un instante extraordinario que me conectó con el Universo. Noche tras noche aparecían y desaparecían, y yo estaba allí para verlo. Era una compañía extraña.

Decidí dejar la avioneta. No podía recuperarla. Tal vez vuelva a buscarla dentro de un tiempo.

Me adentré en el bosque y llegué hasta una carretera muy David Lynch. Tras varias horas esperando junto a una cabina telefónica, que no pude usar porque no recordaba ningún número de teléfono de memoria, pasó un camión cisterna. El conductor, al verme, paró y me llevó hasta la estación de tren más cercana y me dejó dinero para comprarme un billete. Lo he agregado a Facebook. Me dijo que tenía una sobrina lesbiana y que podíamos hacer pareja. Decidí permanecer en contacto. Nunca se sabe. Pero todavía no estoy preparada para volver a enamorarme. Todo acaba siendo una bella mentira.