Septiembre fue un mes con una energía bonita, de libreta nueva, de volver a tocar, por ejemplo, y de final de un verano que empezó de una forma y acabó siendo otra cosa distinta.
Hoy he ido a comprar y me he dejado el móvil en casa y no he podido pagar, pero en el supermercado no sabía si me lo había dejado, o se me había caído o me lo habían robado. La cajera del supermercado me ha ofrecido su móvil para que me autollamara. Me ha parecido absurdo llamarme, porque no iba a solucionar nada, pero lo he hecho. Luego me ha dicho que cuando encontrase el móvil, le mandase un whatssap. Se ha preocupado mucho por mi móvil. Ese tipo de cosas que pasan en las pelis, pero que son improbables.
Me siento un poco desconectada, no sé cómo explicarlo. Tengo que encontrar algo que me encienda.
Nada más por ahora, hay etapas en las que es mejor no darle demasiadas vueltas.