lunes, marzo 31, 2014

La canción con la que un día lo soñé todo




Me he despertado a las cinco de la mañana. Las sábanas blancas en la oscuridad. Mi almohada cervical, y al otro lado, mi almohada normal. Cuando te acostumbres a ella, dijo la chica de la tienda hace ya más de dos años,  no podrás ir a ninguna parte sin tu almohada cervical. Mis dolores de espalda desaparecieron. Esta almohada tiene memoria, dijo, esta almohada  te recuerda. También cuando no estás. 

Me he levantado y estaba a punto de amanecer, un autobús, el canto de un pájaro, una ambulancia. He escuchado la canción con la que una tarde me quedé dormida, primavera de 2013, tuve un sueño erótico. Cuando abrí los ojos, la luz que iluminaba la cama era tan pálida como los dientes de un cachorro. Qué luz más bonita sobre mi cuerpo. La canción seguía sonando en bucle. Salí a la terraza, las copas de los árboles en el parque anocheciendo, la calle vacía, los coches aparcados.  Se estaban abriendo puertas invisibles.

Vuelvo a esta mañana.
Me he tomado un café y he desayunado muy lento. A las seis y media he decidido que me iba a nadar y después a trabajar. En la calle llovía. Alguien salía del metro. ¿A quién conoce esa persona? El pasillo del vestuario, casi todas las taquillas abiertas. He traspasado la puerta de vidrio. El agua tibia, el olor del cloro, el azul piscina, yo sumergida, como en la canción y en mi sueño, como la luz en la cama, como en la lluvia, como esto, esto que tengo en mis manos; no sé lo que es.

domingo, marzo 30, 2014

cambiar de lugar

Ayer volví en metro a las recién estrenadas tres de la mañana leyendo un libro de Alan Watts que me acababan de prestar. El metro es uno de mis lugares preferidos en las ciudades. Entras allí, te sientas, lo de alrededor no importa porque está oscuro, los vagones siempre son similares, te desplazas, te mueves, vas a algún sitio, parece imaginado. Hay más personas como tú haciendo lo mismo, no se habla demasiado, observan, están quietas. Tienes un destino en la mente y tu parada siempre llega. Te bajas, sales a la superfície y estás en otro lugar.

He comido pollo, he comido arroz, yogur y galletas.

jueves, marzo 27, 2014

Me hace lo que quiero porque no me hace lo que le digo

Ayer estuve releyendo mi blog. Me han pasado un montón de cosas en once años. Me gustó mucho recordarme en todas esas etapas. Esta mañana he leído una pregunta que me ha gustado y que sirve para detectar si tu voz interior es negativa. La pregunta era: ¿Serías amiga de alguien que te dijera las cosas que te dices a ti misma? Bueno, la respuesta, en mi caso, es depende del rato; pero por lo general, sí lo sería. Debo pulir los ratos en los que no. Supongo que si me conociera un día, me reiría, bebería y bailaría, y  sentiría que esa persona merece toda mi atención, mi comprensión y mi espera.
Luego he descubierto otras cosas gracias a mi peluquera. Me encanta tener peluquera porque cuando llevas el pelo largo no tienes peluquera fija, porque vas tan de vez en cuando que te da igual quién te corte las puntas. Pero cuando llevas el pelo corto tienes que escoger peluquera. Es así. En mi caso, la encontré por casualidad. Se llama Elena, tiene un tatuaje en el interior del brazo, es morena y es visionaria. He aprendido con ella que en realidad me cuesta mucho decir lo que realmente quiero. Lo sé pero no lo digo. Creo que en ocasiones me ocurre en áreas importantes de mi vida. Y lo que me gusta de ella es que descubre lo que yo no verbalizo. Cuando me dice: te voy a hacer esto y lo otro (y no tiene nada que ver con lo que yo le he dicho...) nos reímos y digo "sí, eso es lo que quiero". El primer día que fue mi peluquera me dijo "tú lo que quieres es que te corte el pelo". Y yo le dije, ¿sí?  Y tenía razón, pero no lo decía. Es la única peluquera que me hace lo que quiero porque sabe  lo que no le digo. Es un poco complicado de entender, pero creo que de ahí mi búsqueda contínua para lograr admitir lo que ya sé que quiero, porque a veces me asusta, o no lo sé. Necesitaría a una "peluquera visionaria" en cada parcela de mi vida.

miércoles, marzo 26, 2014

coleccionar sombras

He añadido la sombra de una persiana sobre una pared blanca a mi catálogo de sombras. Ya tengo dos muestras. 

Las sombras son lo último que se va. No, mentira, no es eso, pero hoy sí. Las sombras son el amor de todas las cosas y de las personas. No, tampoco. Pero hoy sí. Las sombras son un poco de silencio. Se agarran en el corazón y lo aprietan como si fuera un globo con un poco de agua dentro. Las sombras son indicios de que yo quise tu carne, tu saliva y tu cuerpo con sangre dentro. Y agua. Cuando los cuerpos hacían cosas, se movían, hablaban y se reían. Las sombras no son eso, pero hoy sí. No hay cuerpos que huelan aquí, y desprendan calor y ocupen espacio. Deslizo un dedo por encima de la sombra. ¿Tú eres guay? Me preguntó ayer una amiga camino del gimnasio. Sí, yo soy guay. Le dije. Pues claro, tú eres guay, dijo. Pues por qué estás triste? Me preguntó. No lo sé. Ser guay y no saber por qué estás triste te quita tristeza o te quita guay. Mi hámster ha aprendido a hablar. Dice ñi ñi ñi. Tuvimos un problema de comunicación, él me mordió yo lo tiré al suelo, coño, me mordió, qué quería, y desde entonces estamos raros. Hace semanas. Estamos asustados. Mutuamente asustados por habernos hecho daño. Pero yo le quiero, y le pongo comidita y agua. ¿Quiere que yo lo lleve al desierto, ¿dónde nació? Podría hacer un viaje existencial al desierto, dejar mi hamster allí, grabarlo con el ipad y enseñárselo a mi madre. Vale, voy a hacer eso.

domingo, marzo 23, 2014

Información básica

Memoricé en secreto tu número de pie. No te diste cuenta. Pensé que algún día podía necesitarlo para regalarte unos zapatos. 

Lógica poco razonable

Te esfuerzas en vivir sin lo que te gustaba; te esfuerzas en aceptar e incluir en tu vida lo que no te gusta. No parece razonable.

sábado, marzo 22, 2014

Llegar cerca

Nadie había llegado tan lejos mirando por la ventana de un bar de la periferia. El menú de aquel día era judías verdes hervidas con patata o sopa o ensalada; de segundo, lomo a la plancha con patatas fritas o pollo a la plancha con verduras o pescado del día. De postre flan con nata, yogur o fruta del tiempo.

viernes, marzo 21, 2014

Póliza

Después de hundirse el barco, vino el perito y evaluó la magnitud de la tragedia. Los del seguro me van a dar un barco nuevo. En la isla de salvamento han puesto pizza y zapatos de leopardo gratis.

domingo, marzo 16, 2014

playa


Esta mañana me he bajado  a la playa a las 11:30 y he estado tomando el sol en bikini una hora larga. Hoy ha sido verano en Barcelona, verano como de San Juan. De hecho, he oído hasta petardos por la tarde. Una mujer mayor, por el paseo marítimo, se ha puesto nerviosa porque se pensaba que la iba a atropellar con el patín y me ha gritado "eh guapita, con cuidado, que me arrollas..." Arrollar a alguien. Me ha impactado. Le he pedido perdón pero no sé si me ha oído. Mis sensaciones han sido buenas hoy. Me he sentido contenta de sentirme contenta. De camino a casa me he encontrado con una amiga que vive en mi calle y hemos improvisado un aperitivo en mi terraza.
Un aperitivo de traje, eso sí, de traje algo bueno. 
Traje tortilla, traje jamón, traje queso...todo traje bueno.

Mi amiga está muy feliz porque está volviéndose a ver con su ex. El amor revitaliza, eso es verdad. A mí hoy me ha dado mucha vida el buen tiempo.

miércoles, marzo 12, 2014

vida campestre

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Estoy comiendo fresas. Hoy he pasado por unas calles de antiguas naves y almacenes. Aunque algunos edificios los han convertido en viviendas, siguen conservando su aspecto industrial. Mi fábrica preferida hace esquina y es de ladrillo y la veo desde mi casa. Las ventanas son cuadrículas de vidrios, todos del mismo tamaño pero de colores desiguales, parece un tetris. En la cuarta planta trabaja un fotógrafo creo, a veces veo ráfagas de luz, como si fuera un corazón que late de vez en cuando, semi-abandonado. Un día vi focos y pantallas reflectoras. Un día que las ventanas del ser olvidado, antes fábrica, estaban abiertas de par en par y pude verle las entrañas.

Yo también tengo un corazón y luz dentro. Y a veces me siento como la fábrica. Tenemos una luz latente, que de vez en cuando palpita como un faro. Me gusta. La fábrica me tiene a mí, yo la voy a querer todo el tiempo que esté cerca de ella.

A veces me gustaría vivir en el campo, pero cerca del mar, y tener un huerto y gallinas corriendo. Me despertaría con el sol y me dormiría cuando ya no hubiese claridad. E imagino mi mente despejada y silenciosa como el atardecer, sin ningún deseo que estuviera más allá de la playa. Tocaría la guitarra y haría canciones sencillas. En mi fantasía campestre a veces añado a una chica que conduce una furgoneta llena de acelgas y libros, que tiene las manos manchadas de tierra, que no se peina, que canturrea sin que se entienda la canción y que hace el amor conmigo porque me ama. La chica de las acelgas me parece super interesante y guapa. "Más guapa que un sol de primavera, verano, otoño e invierno." Eso me lo decía mi madre cuando yo era pequeña. Por la chica de las acelgas daría mi casa, mi huerto y mis gallinas, pero haría ver que no, que sólo quiero entender lo que canta y sus libros. A veces pasaría un avión por el cielo y nos preguntaríamos adónde va, quién viaja, de dónde viene. Cada cierto tiempo iríamos a alguna ciudad, a cenar a restaurantes bonitos, y a hacer un trío con una artista japonesa de arte contemporáneo y cocaína. Fin de mi vida campestre. 









sábado, marzo 08, 2014

cartas

He plantado un pensamiento esta mañana. No sé el nombre botánico específico. Me he duchado y me ha parecido que lo hacía en algún verano y mientras me ponía el champú me preguntaba si iba a volver a ser muy feliz o sólo esta felicidad a ratos, sin fuegos artificiales. Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo. Los lunes son bonitos porque parece que empiezas algo y que está lleno de oportunidades; los viernes son de capa caída. Recuerdo aquel día que tenía una ilusión muy grande y bajé las escaleras de casa corriendo y se me salió un zapato. He leído al sol en pantalón corto. He comido acelgas que es como comer hojas. He salido a comprar pan sin gluten para un amigo que viene a cenar. Lo he probado y sabe un poco a manzana. Mi madre me llama cada día y me dice que se va a pasear a  los perros y luego a ducharse. Me gustaba subirme a los pies de mi madre y bailar con ella, pero ahora peso 55 kg, a veces 56.

El jueves recibí dos cartas escritas a mano. Una en forma de avión y otra desde París. Me gusta recibir cartas escritas a mano. Las cartas son un poco raras, porque las escribes y cuentas el presente pero llegan más tarde, no son inmediatas. Las cartas siempre son para el futuro y te traen un pedazo de presente amarrado en algún lugar. En las cartas nos quedamos para siempre intactos. En los mails no. Pero no sé por qué. Porque nadie quiere vivir en una computadora. En una carta es más bonito vivir, tienen luz propia.








viernes, marzo 07, 2014

corría en diagonal



Tuve una perra pekinesa coja. Tenía la rodilla al revés. La iban a sacrificar. Mi padre se la metió en un bolsillo del abrigo y la trajo a casa. Cuando corría se iba hacia a un lado. Siempre corría en diagonal. 13 años después murió. Ese día yo iba en chándal porque me tocaba gimnasia.

Yo avanzo en diagonal. Que es como querer ir hacia adelante pero con disimulo.


Lykke Li - Follow Rivers (The Magician Remix) [Bobby Lite Vid Edit] from bobby lite on Vimeo.





miércoles, marzo 05, 2014

Próxima parada, nunca se sabe



He abierto el armario y una bandeja de vidrio (como la de la imagen) se ha resbalado, ha rebotado en mi cabeza, ha caído al suelo y se ha hecho añicos. ¡Qué daño! Cómo duele eso!

Me ha recordado a cuando un compañero de clase de EGB, jugando a tirarnos piedras en una excursión -que ya de entrada no es un juego seguro, pero yo estaba participando en él felizmente- encontró una piedra bastante grande... coño, era un ladrillo, y me lo tiró en la cabeza, en todo el cogote, o sea, en el medio, de una altura de unos dos metros o así. Me puse las manos y cuando me las quité las tenía llenas de sangre. Las profesoras corrían hacia mí como si hubieran visto algo terrible, un monstruo o algo así. Me pusieron puntos y me dieron tres sugus.

Me acaba de salir un chichón. Me lo noto con los dedos. Me alivia ponerme el botellín frío de la cerveza que me estoy bebiendo. Estoy comiendo pipas como premio y ya tengo los labios cortados. Hacía mucho tiempo que no comía pipas.

La bandeja ya no existe. Esta mañana estaba llena de pollo al horno. Horas después está hecha pedazos en la basura. Ayer mi asignatura de música estaba dentro del currículum obligatorio de primaria, hoy ya no. No sé lo que va a pasar con mi asignatura. Y conmigo?

Sólo es un cambio. Vivimos como si fuéramos eternos y tuviéramos dos o tres vidas, pero se rompen las bandejas de vidrio, los vasos, se extinguen las asignaturas, morimos. Los finales están en todas las cosas. Dicho esto: todo el mundo a enamorarse ya. Quiero perder mi cabeza una vez más, por qué no, pero no por una bandeja de IKEA o un ladrillo color ladrillo, por algo un poco más interesante.






martes, marzo 04, 2014

Próxima parada, adolescencia 3

He vuelto del gimnasio tan emocionada que al llegar me he comido un trozo de chorizo que me trajo mi padre de su pueblo, ups,  y  un trozo de salchichón (!!) Pero no me siento mal. He perdido mucha anergía bailando como en los videoclips y mi cuerpo lo necesitaba.

Me gustan estos martes huracanados en los que el viento se quiere llevar todo lo que está medio suelto y sólo permanece lo que verdaderamente está bien agarrado. Este año me encantan los martes.

Desde la semana pasada he vuelto a escuchar Sleater Kinney, como en el 2003. El año 2003 fue como una adolescencia 2 para mí porque me cambié de acera y todo era nuevo y refrescante. Estoy a la espera de mi adolescencia 3, pero sin dejar la acera en la que estoy. Aunque me noto que llevo el freno de mano puesto todo el rato y que necesito que sea así. Y es curioso porque, al recordar esa época, me he dado cuenta de que tenía muchos sueños que he podido cumplir. Nos encantaba cómo tocaba Carrie Brownstein la guitarra y su rollo, que nos parecía muy guay. A mí, personalmente, me gustaba mucho lo que hacía con las piernas. Me acordé de Sleater Kinney viendo un  capítulo de Portlandia en Yomvi, con el que me estuve riendo mucho porque juega con ese humor absurdo que me gusta (los papeles del pollo) y me acordé de cuando con L hacíamos "Las Gilipollas", que eran nuestros alter egos en gilipollas. Por ejemplo, las gilipollas se pasaban toda la noche haciendo croquetas y empalmaban al día siguiente e iban a trabajar como con resaca, pero de hacer croquetas. Así, en frío, no hace gracia.