Este post se puede escuchar :: fabrica.mp3 Me gusta la fábrica de cemento que se ve desde la autopista. Porque es gris y no engaña a nadie. De la chimenea sale humo negro. Sube y sube, todo el día, sin parar. Las nubes blancas lo rodean, lo intimidan, lo cercan. Pero nadie se da cuenta -son delicadas-. Aún así el humo no cesa. Es gris, no engaña. Siempre te lo digo: la dibujó un niño. Por eso es gris, de cemento y saca humo negro. Por eso no engaña. Es todo lo que esperas de una fábrica... y nada más. Me gusta desde hace años. Como los bidones que brillan al sol, como el perfil de las antenas, como los postes de luz. Es bueno buscarse pasiones de ese tipo. Estáticas, perdurables, manejables. Me di cuenta de eso viviendo con mi amiga Cristina. Un día entró en nuestra habitación compartida, sacó el pijama del armario y se lo acercó a la cara. Aspiró fuerte. Como en los anuncios, y dijo :" ummmmm, qué bien huele." Lo hacía a menudo, no sólo con el pijama, también con las to