No me extraña que Lisa Marie Presley, la hija de Elvis, se enrollara con Nicolas Cage. Lo que no entiendo es que se liara con Michael Jakson.
Son las 24:24, una hora curiosa, y acabo de llegar del hospital. He ido de urgencias porque llevaba un par de días con mucho dolor y siempre me da por pensar que va a ser apendicitis. Finalmente tengo una contractura muscular. Nada que ver. La gimnasia es buenísima para el cuerpo.
Por fín es sábado. Aspiro fuerte para llevarme todo el aire. Ataco la nota más alta desde arriba. De sábado a sábado hay un montón de días y a veces se atragantan, son una madeja de pelos en la garganta de un perro. Y es que la sociedad no ampara a los que encontramos el amor. Nos hacen seguir trabajando y estudiando y cargando con todas esas responsabilidades que nos distraen y nos alejan de nuestras tareas románticas.
Si no tuviera que trabajar podría conducir todo el día contigo, Sofía, mientras los coches, impresionados, se estrellan a nuestro paso. Crash! Crash! Eso sí, aquí no se muere nadie ni se sufren heridas graves, es mi diario. Si no tuviera que hacer deberes durante el fin de semana podríamos irnos a Toledo, o a la Mancha, o a Madrid, a Huelva, o a Málaga, o a Santiago, o a la Coruña, o a Pamplona. Y volver el martes o el miércoles, que más da.
De todos modos seguiría despertándome pronto para comprobar que en Barcelona todavía amanece tarde. Lo que cambiaría es que después de desayunar me tumbaría en la hamaca de la terraza y planearía otro acto romántico.
Ayer corregí unos exámenes de Historia de arte de un par de clases de primero de la ESO. Me supe mal poner ceros, son los primeros que pongo.
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