Poema sin nombre porque puede que no sea un poema
En esta noche, al ver un relámpago, he recordado que fuimos grandes y lo creíamos como un hombre y una mujer saliendo de un café en París. En el único pueblo con gasolinera había fiesta y proyecciones láser en la fachada de la iglesia. El aire olía a palomitas y a chorizo asado y tú te quedaste en la acera esperándome frente a aquel restaurante de lujo al que podríamos haber entrado, pero preferimos cenar unos pinchos con un trozo de pan y una servilleta en la calle, como todos los demás. Sonaba Think de Aretha Franklin, y la gente enloqueció. No era nuestra canción preferida pero nosotras también lo hicimos. Y creímos que era para siempre. Si hiciéramos caso a todo lo que dicen los libros de autoayuda sobre el amor no quedaría ni una pareja viva en el mundo, este poema, si esto es un poema, no exisitiría, y yo no fumaría más cigarrillos de tabaco de liar sin aditivos 100% green, mientras bebo Trina de limón. Son las dos de la mañana y sí, esta es una de esas muchas noches en