Hemos superado los tres días fatales de la semana. Los que nos tragamos tapándonos la nariz. Mañana se inicia el ascenso a la cumbre. Vale, soy muy exagerada. Sigo con lo mío. En mi pico de montaña particular estás tú esperándome. ¿Quién coño tiene ganas de quedarse un viernes por la tarde después de salir del trabajo a tomarse unas cervezas? yo no, yo lo que quiero es ir a buscarte y estar contigo. Que dos cervezas me las podré tomar siempre, que lo importante es lo importante. Las cervezas me las tomo contigo que para eso estoy enamorada, para disfrutar del momento. Yo cantaba una canción cuando tenía 16 años que decía "como una bala llévame..." Y no entendía lo que quería decir, ¿qué tiene de especial llevar una bala?, pensaba. El otro día lo entendí. Si aún te quedan balas estás salvada. Dirías tú. Si te llevo como una bala estoy a salvo contigo. A mí lo que me agobia es la selva sin ti. Sigo sin comprender lo de las cervezas. Realmente es gente que no tiene putas ganas de llegar a casa y besar a su chica, que prefieren ahumarse con 20000 cigarrillos y dejarse el culo en la silla del bar.
Es como lo de la nieve en Madrid. Pues yo ayer mientras comía a pie de playa en el Port Olímpic con un sol espatarrante me moría de ganas de estar congelándome y caminando "pitipitit" -como dice Elena- sobre el hielo. Lo malo es que el temporal siempre siempre se debilita en el Mediterráneo.
Es como lo de la nieve en Madrid. Pues yo ayer mientras comía a pie de playa en el Port Olímpic con un sol espatarrante me moría de ganas de estar congelándome y caminando "pitipitit" -como dice Elena- sobre el hielo. Lo malo es que el temporal siempre siempre se debilita en el Mediterráneo.
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