miércoles, marzo 03, 2004

Palabrita

Con mis razones y mis locuras dentro de las botas y a salvo de los carteristas, me subía al Metro mascando contra el mareo mi nombre y el de ella, para que mi mamá pueda decir que es peor el remedio que la enfermedad. Se mezcla con mi música el violín desafinado del viejo que sube dos paradas antes. Lloran todas las notas en sus manos temblorosas y el viejo no se aguanta con el vaivén del último vagón. Mira a la ventana negra intentando tocar Cantando bajo la Lluvia sin farolas ni agua ni ganas, esperando veinte céntimos o la moneda que sobra o no sé. Pero suena tan triste, tan de viejo solo sin casa que fue niño y no estuvo solo, que le diría que parase, que dejara la melodía en paz...y yo...yo dejo de mascarla y de pasearla y de convertirla a ella y su nombre en una mierda de canción que me entristece. A tomar por culo ya, y a borrar.

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