viernes, marzo 19, 2004

V

Laura no tiene ni un cd en su caja y poner una canción es como viajar para buscarte.
En el test de lógica, las letras siguen el orden de tu nombre, y en el test de personalidad, deja que los niños de los vecinos se peguen, porque ya tienen a sus padres para que los separen.
En el de matemáticas el resultado no coincide ni con el de a), ni con el de b), ni con c), y la d?? debe ser para despistar. En la décima pregunta, Laura se pone a hacer una caricatura de la psicóloga, muy cubista, muy ista.

Dos y dos son cuatro, dos y tres son cinco, le decía su padre con voz grave, la m con la a, ma, pero ella decía mi, y la señorita Clara, que era muy muy muy vieja, no se enfadaba, le daba la merienda que siempre era un panecillo con jamón, que se hacía una bola y sólo pasaba con un poco de zumo de naranja. Y en el patio, jugábamos a que la lluvia eran naves espaciales, y en las escaleras estaba Diana comiéndose ratones, que siempre era Susana, que tenía cara de mala. Siempre era del bando de los malos que son buenos, igual que Víctor, que un día escribió en la pizarra "¿Laura, Quieres casarte conmigo?" No recuerda la respuesta, así que igual tiene una boda pendiente con Víctor, que jugaba con ella a ser locutores de radio poniendo discos de plastilina.

También estaba Eva, que era la hermana mayor de alguien y le contaba cuentos pero no eran de miedo, todo lo que explicaba Eva era bueno. La abuela siempre contaba el de los tres cerditos. Laura viviría en la casa que se cae de un soplido, y cada día escribiríais una palabra que os gustase mucho, en un folio, con máquina de escribir, y después tiraríais el papel por la ventana azul para que se fuera vola-a-a-a-ndo, aunque no es nada ecológico pero así el amor se recicla.
Ahora va a buscar todas las plazas y las playas que estén en los mapas, para no dejarse ninguna, en la que en sueños, pueda pasear contigo.

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