miércoles, julio 31, 2024

Qué alivio tener un lugar favorito

De la isla, he vuelto más morena, más alta, más guapa y más lista. Todo literal.

Llevo ya un día en Barcelona, pero me siento desubicada, como si todavía continuara deambulando por los pasillos del aeropuerto y esperando mi equipaje en la cinta giratoria. La ciudad me ha recibido con un calor insoportable. Con lo bien que se estaba en la isla, con la brisa nocturna y el oleaje de fondo. He sido tan feliz durante diez días, pero tanto, que se me salía el corazón. 

La isla sigue siendo mi lugar favorito.  Ha sido un alivio sentir que todavía lo es. He ido sola pero no me he sentido, en absoluto, sola. 

Lo que más me gustaba era levantarme por la mañana, coger la toalla, y recorrer el caminito a la playa y bañarme a primera hora en ese mar de azules sorprendentes. 

He estado en un hotelito que ha sido un verdadero descubrimiento. Lo conocía de algún otro verano, de pasar por delante y pensar, aquí se debe estar bien. Y efectivamente, no se podía estar mejor. El lugar era como el hotel melancoisla de mi imaginación. Estando allí, me enteré que fue uno de los primeros de la isla. Todo encajaba.

Estaba mi amiga L (su pareja trabaja y vive allí todo el año) y nos hemos visto algunos días. Ha sido muy emocionante compartir un lugar que, por motivos distintos, es muy importante para ambas. He sentido mucha unión con ella. L se mueve con un citroën saxo destartalado, lleno de polvo y sin aire acondicionado. Surcábamos los caminos de tierra con las ventanillas bajadas y el sonido constante de las cigarras.

En la habitación de al lado me tocó de vecina una bilbaína que también estaba de vacaciones sola. Compartimos algunas cervezas nocturnas, muchas risas y conversaciones nuevas, por estrenar, conversaciones entre desconocidas. Además, por edad y similitud de contexto, estábamos en etapas muy parecidas.

 Alejarme unos días de mi vida también me ha servido para hacer las paces con el cambio que se viene y empezar a cerrar esta etapa de 11 años. Me siento con mucha fuerza.


miércoles, julio 03, 2024

Fantasmas para siempre

Hoy he estado investigando en el archivo de mi pasado para comprender mejor cómo me siento ahora. El archivo no es figurado, el archivo está aquí, a mano derecha, ordenado por meses y años. 

Me he dado cuenta de que era muchísimo más literaria antes que ahora. Y también de que estaba perdida. Perdidísima. Recuerdo ese libro de la fotografía. Era sobre terrados, edificios y ciudades llenas de solos y solas. Me lo regaló mi amiga Eva, que había compartido noches de fantasmas conmigo en una ciudad que se presta muchísimo a ello. Siempre lo recordaremos.

Sigo consultando el archivo, quiero llegar hasta el primer día en el que estuve aquí, en esta casa. (Paréntesis: Cuando me leo en el pasado, me doy mucha rabia. De verdad, es que me daría dos hostias.)

Ahora que, probablemente (nada es seguro hasta que no pasa) deje este lugar que ha sido mi hogar desde septiembre de 2013, quiero recordar cómo fue la primera noche. 

Estaba muy ilusionada con el cambio.  Aunque ahora sé que vinieron años muy complicados. Años es lo que tuve que aprender a vivir con una sombra que no me dejaba en paz. Y luego llegaron los tiempos muy felices y duraderos, en los que empecé a sentirme bien e inspirada por la vida. La sombra desapreció -aunque, de vez en cuando, le gusta asomar la patita.

¿Y si no soy feliz en la nueva casa? ¿Y si echo de menos esta? ¿Y si no tomo una buena decisión?  Pero, ¿y si no tomo una decisión y me arrepiento de no haberlo hecho? 

Me cuesta dejar este amor imposible atrás. Imposible porque sé que está por desaparecer. Que en cualquier momento me dicen que me tengo que ir y no habrá un plan B. De este amor, en el que me he resguardado cuando todo estaba patas arriba, es mejor que me vaya yo antes.

Todo esto se resume en miedo.

Como escribí cuando empecé a vivir aquí... "y si hay algún fantasma, seguro que será bueno". 

Una carta.

Querido fantasma de la casa,

No sé quien eres, pero me has cuidado de corazón y quiero darte las gracias. ¿Recuerdas cuando me mudé aquí ? Todavía no nos conocíamos y... a veces... yo estaba en la cama y pensaba, ¿qué hago aquí tan sola? ¿por qué estoy tan sola en esta cama? ¿qué ha pasado? 

Me llevó mucho tiempo adaptarme. 

Este amor nuestro, fantasma de la casa, será para siempre. Quiero que lo sepas. Que este no es un amor de los que se acaban.

Seguro que en la casa nueva hay algún otro fantasma. Aquí también hay otros, lo sabes bien, y no han sido amables, pero hemos convivido. La otra casa está aquí al lado, a 600 metros. Te puedes venir, si quieres, a echar la tarde, por si no te gustan los nuevos inquilinos. Creo que van a ser guiris. Lo sabes, ¿verdad? Expats, nómadas digitales con perfiles en bumble, personas que son optimistas todo el tiempo... No creo que te gusten, pero te vas a reír.

Te quiero, la verdad es esa, y me cuesta mucho separarme de ti. 

Estaba pensando... ¿Quieres venirte conmigo? 

¿Es un idea descabellada? 

¿No se mudan los fantasmas? 

Está muy cerca, de verdad, está a tres calles. 

Te llevo de la mano, si tú quieres.

L.