Hoy he estado investigando en el archivo de mi pasado para comprender mejor cómo me siento ahora. El archivo no es figurado, el archivo está aquí, a mano derecha, ordenado por meses y años.
Me he dado cuenta de que era muchísimo más literaria antes que ahora. Y también de que estaba perdida. Perdidísima. Recuerdo ese libro de la fotografía. Era sobre terrados, edificios y ciudades llenas de solos y solas. Me lo regaló mi amiga Eva, que había compartido noches de fantasmas conmigo en una ciudad que se presta muchísimo a ello. Siempre lo recordaremos.
Sigo consultando el archivo, quiero llegar hasta el primer día en el que estuve aquí, en esta casa. (Paréntesis: Cuando me leo en el pasado, me doy mucha rabia. De verdad, es que me daría dos hostias.)
Ahora que, probablemente (nada es seguro hasta que no pasa) deje este lugar que ha sido mi hogar desde septiembre de 2013, quiero recordar cómo fue la primera noche.
Estaba muy ilusionada con el cambio. Aunque ahora sé que vinieron años muy complicados. Años es lo que tuve que aprender a vivir con una sombra que no me dejaba en paz. Y luego llegaron los tiempos muy felices y duraderos, en los que empecé a sentirme bien e inspirada por la vida. La sombra desapreció -aunque, de vez en cuando, le gusta asomar la patita.
¿Y si no soy feliz en la nueva casa? ¿Y si echo de menos esta? ¿Y si no tomo una buena decisión? Pero, ¿y si no tomo una decisión y me arrepiento de no haberlo hecho?
Me cuesta dejar este amor imposible atrás. Imposible porque sé que está por desaparecer. Que en cualquier momento me dicen que me tengo que ir y no habrá un plan B. De este amor, en el que me he resguardado cuando todo estaba patas arriba, es mejor que me vaya yo antes.
Todo esto se resume en miedo.
Como escribí cuando empecé a vivir aquí... "y si hay algún fantasma, seguro que será bueno".
Una carta.
Querido fantasma de la casa,
No sé quien eres, pero me has cuidado de corazón y quiero darte las gracias. ¿Recuerdas cuando me mudé aquí ? Todavía no nos conocíamos y... a veces... yo estaba en la cama y pensaba, ¿qué hago aquí tan sola? ¿por qué estoy tan sola en esta cama? ¿qué ha pasado?
Me llevó mucho tiempo adaptarme.
Este amor nuestro, fantasma de la casa, será para siempre. Quiero que lo sepas. Que este no es un amor de los que se acaban.
Seguro que en la casa nueva hay algún otro fantasma. Aquí también hay otros, lo sabes bien, y no han sido amables, pero hemos convivido. La otra casa está aquí al lado, a 600 metros. Te puedes venir, si quieres, a echar la tarde, por si no te gustan los nuevos inquilinos. Creo que van a ser guiris. Lo sabes, ¿verdad? Expats, nómadas digitales con perfiles en bumble, personas que son optimistas todo el tiempo... No creo que te gusten, pero te vas a reír.
Te quiero, la verdad es esa, y me cuesta mucho separarme de ti.
Estaba pensando... ¿Quieres venirte conmigo?
¿Es un idea descabellada?
¿No se mudan los fantasmas?
Está muy cerca, de verdad, está a tres calles.
Te llevo de la mano, si tú quieres.
L.