Mi amuleto: todo va a salir bien.
El blanco viejo, el olor insano, el silencio ahogado, el miedo, la esperanza, pero sobretodo el miedo, no son lugar para pedir que te tomes un café conmigo, que me prestes tus anclas y me agarres la mirada para medirte mejor las manos y ensayártelas con escalas, y con música. Mientras espero y te cuento memorias de infancia, cercanas y futuras, ojalá que sí... carreteras de la costa, regalos después de algún viaje, el balcón de la rambla y todos esos rumbos que son mi madre. Lloro salado.
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