Espero tu llamada en horas pares
y en las impares
que descuento con los dedos de la mano bajo la mesa, como las restas difíciles.
La espero en los teléfonos que suenan en las películas, a los que nadie contesta. En las cabinas con números largos que recorren los mapas de tu mano. Y pienso en tu llamada volando urgente en avión, trazando estela. Ya voy a recogerla, atenta a la pantalla de vuelos, mascando un beso de chicle y esperando que tome tierra. En hora.
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