miércoles, junio 23, 2004

pesadillos perros


Me despierta el zumbido agudo que revolotea por mi cama y un mosquito se me lleva volando de la pesadilla.

Mis malos sueños están llenos de cacharros de cocina y de objetos cotidianos que funcionan al revés. Situaciones impensables que parecen de los más normal para los que están conmigo en el sueño, como si un perro tocando el piano o alguien quedándose sin uñas mientras le da vueltas a la leche, no fuese extraño.

Y tu madre te dice "qué bien toca el perro eh..." y tu amigo te dice "quieres más azúcar?" mientras se le cae una uña dentro de la taza. Disimula que estos están compichados pero estás soñando. Ponte a gritar y pide que alguien te despierte.

Ayer noche, Patricia se disgustaba conmigo porque yo no quería comerme su ensaladilla rusa, se ponía triste y empezaba a llorar desconsoladamente, y su casa, que siempre me ha parecido tan bonita y tan acogedora, con tanta luz como ella, estaba en ruinas y llena de escarabajos con alas y de color marrón. Patricia, no llores que sí me quiero comer tu ensaladilla rusa.
Hoy Eva estaba conmigo, pero sabía que no era verdad, hablaba muy rápido y no podía entenderla. Cuando intentaba decirle "despacio", lo único que me salía de los labios era una canción de Nacha Pop. Después sacaba del bolsillo unos cromos y le regalaba los que no estaban repetidos, pero ella me decía que ya los tenía todos y "qué tonterías me enseñas! joder" Y aunque me daba mucha rabia y quería contestarle, sólo podía cantar

Lucha de gigantes
convierte el aire
en gas natural.
Un duelo salvaje
advierte lo cerca
que ando de entrar.
En un mundo descomunal
siento mi fragilidad.
Vaya pesadilla
corriendo con una
bestia detrás.
Dime que es mentira
todo, un sueño tonto
y no más.
Me da miedo la enormidad
donde nadie oye mi voz

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