Ingrid,
Las calles están repletas de semáforos para besarte, para acariciarte, para acercarme. Para evitarlos conduzco el coche nuevo por una carretera de la costa. El mar está quieto y el sol está lejos, encima del horizonte. Los vidrios se entelan, tu nombre es un fantasma que gritan los niños en la playa y todas las botas negras se hunden en la arena. Recuerdo tu cara, tus brazos y todo lo insignificante, pero quiero más. Quiero recordar tu sistema nervioso, tu aparato respiratorio, tu sistema hormonal, tu aparato digestivo, la circulación de tu sangre.
Temo que llegue el viento. Mamá ha atado las persianas para que no golpeen en la ventana. Pero el viento está aquí y llega igual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu mensaje secreto.