Ayer vino a buscarme mi padre al trabajo. Era una sorpresa... Después me llevó en coche hasta la Barceloneta y comimos a pie de playa con mi madre. El mar se veía a través de la copa de vino blanco, estaba azul y muy brillante y dos perros corrían en la orilla. Después, ellos se fueron y yo me quedé porque tenía clase, pero era mentira, no tenía clase. Me senté y hundí los pies en la arena. Empezó a sangrarme la nariz.
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