martes, mayo 10, 2005

mercado

Paso a las ocho por el mercado para acortar camino y llegar antes al metro. Está casi vacío, a esa hora aún no hay nadie. Están colocando el pescado y descargando cajas de los camiones. El de la parada de olivas suele estar desayunando. Me gusta la mezcla de olores y el frío. Huele a carne, huele a fruta. Incluso huelen los garbanzos. La carnicera afila los cuchillos y su delantal es blanco, inmaculado, nieve. Siempre quiero comprarme una pasta, el pan huele bien y pienso "mañana." Mañana lo volveré a pensar.
Hoy el polen se estrellaba contra el coche como si fuera nieve. El delantal.
A las ocho de la tarde el mercado ya está cerrado y paso por otro sitio. A esas horas ya empiezo a arrastrar palabras, no vocalizo, no sé como me entiendes, estoy muy cansada. ¿Por qué hay tantas vocales?, la "a" me hace abrir la boca demasiado. Las palabras quieren irse a dormir prontito. ¿y si tienen cama? una cama propia.
Tengo ganas.

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