Tiempo incierto es ponerse las gafas de sol para conducir y que empiece a llover.
Tiempo incierto es no saber si te conocí hace un par de semanas o hace un año y dos meses. El tiempo incierto no deja de sorprenderme.
Cambié de fisioterapeuta hace un tiempo incierto. Estaba harta de aguantar a Takahama: sus malas caras, sus desplantes, su voz.
Ahora tengo dos fisioterapeutas distintas.
Una me lleva los lunes, los miércoles y los viernes. Y la otra los martes y los jueves. Siempre se agrupan así los días de la semana.
La primera es la que hace daño. Tengo que suplicar su nombre hasta 4 veces. Pero es cariñosa y me pregunta como estoy. A veces me incomoda, el dolor es tan íntimo como el placer.
La otra chica es dulce. Aprieta, pero no tanto. Por eso los martes y los jueves me siento relajada, sé que tengo la situación bajo control. Podría vendarme los ojos si ella quisiera. Hoy me ha dicho que deja el trabajo.
En casa han comprado una trituradora de papel. Primero fue el sillón de masaje, luego la trituradora. Creo que la utilizaré para hacer limpieza en el estudio, he guardado demasiados papeles. Sin embargo, dice mi madre que algunos de esos papeles querré tenerlos dentro de 20 años.
Me pregunto, ¿para qué día, exactamente, se guardan las cosas?
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