Ayer me tragué el chaparrón. Hoy he pasado calor. Debería mirar por la ventana antes de salir de casa. Cuando ya estaba doblando la esquina he vuelto corriendo porque se me olvidaba mi lectura del metro: Strangers in Paradise. Me lo regaló ella. Es bastante ella, por eso me gusta. Mezcla muchos formatos: cómic, guión, novela, canciones, poemas, cartas... no se hace monótono, lo malo es que he empezado a leer el quinto tomo y me falta toda la trama anterior. Es como conocer a alguien -siempre de repente, esas cosas no se avisan- al principio estás a medias porque te falta todo lo de antes.
Llevo unos días haciéndome un bocadillo por las mañanas, lo envuelvo y me lo llevo en el bolso como una joya cubierta de plata. Cada día me gastaba tres euros para desayunar. Esta ciudad es muy cara, cada día más cara, pero gestionamos nuestros propios castillos. Y ya está bien, se acabó lo que se daba. Así que el bocadillo me lo como en la calle. Es saludable. Así me da el aire mientras mastico. No son grandes bocadillos, son de pan de molde. Ayer de jamón, hoy de mermelada.
Desayuno cada día en un sitio diferente. Ayer frente a un librería, el otro día callejeando y hoy me he sentado en un banco.
Éramos tres en el banco. Un hombre, una mujer y yo. El hombre miraba a su alrededor como asustado, susurraba algo que no he podido oír con claridad, puede que no estuviera demasiado bien de la cabeza... La mujer, en cambio, no le quitaba ojo a mi bocadillo. Uno de mente dispersa, una de ideas fijas. Joder, ya no me siento más en un banco a comerme el bocadillo. Pero comer de pie creo que no es bueno, y caminado menos, eso es para cuando eres niña y te comes el bocadillo en el patio mientras correteas, saltas a las gomas -qué horror- o algo así. El caso es que no sé cuanto va a durar esto del bocadillo hecho en casa, pero lo voy a intentar. Jugando a gomas era muy mala, no me sabía los pasos, era muy complicado para mí, recuerdo bailar y cantar alredededor de las niñas que saltaban a cuerda.
He decidido que este domingo voy a cocinar una paella con Sofía para celebrarlo todo. Va a ser importante, será mi primera paella y lo va a celebrar todo. Nada en concreto. Y será así, en casa, el domingo, como los mayores. Con el nuevo disco de La Costa Brava de fondo, por ejemplo. Ojalá pase rápido el sábado, que pase rápido, que pase rápido, por favor por favor, que las paellas son felicidad y son para celebrarlo todo, ojalá salga bien, ojalá me convierta en una paellera estupenda para no estar triste nunca más, ojalá cuando llegue el verano vuelva a hacer otra paella con la piel llena de cloro, la toalla al sol, las chanclas puestas.
Llevo unos días haciéndome un bocadillo por las mañanas, lo envuelvo y me lo llevo en el bolso como una joya cubierta de plata. Cada día me gastaba tres euros para desayunar. Esta ciudad es muy cara, cada día más cara, pero gestionamos nuestros propios castillos. Y ya está bien, se acabó lo que se daba. Así que el bocadillo me lo como en la calle. Es saludable. Así me da el aire mientras mastico. No son grandes bocadillos, son de pan de molde. Ayer de jamón, hoy de mermelada.
Desayuno cada día en un sitio diferente. Ayer frente a un librería, el otro día callejeando y hoy me he sentado en un banco.
Éramos tres en el banco. Un hombre, una mujer y yo. El hombre miraba a su alrededor como asustado, susurraba algo que no he podido oír con claridad, puede que no estuviera demasiado bien de la cabeza... La mujer, en cambio, no le quitaba ojo a mi bocadillo. Uno de mente dispersa, una de ideas fijas. Joder, ya no me siento más en un banco a comerme el bocadillo. Pero comer de pie creo que no es bueno, y caminado menos, eso es para cuando eres niña y te comes el bocadillo en el patio mientras correteas, saltas a las gomas -qué horror- o algo así. El caso es que no sé cuanto va a durar esto del bocadillo hecho en casa, pero lo voy a intentar. Jugando a gomas era muy mala, no me sabía los pasos, era muy complicado para mí, recuerdo bailar y cantar alredededor de las niñas que saltaban a cuerda.
He decidido que este domingo voy a cocinar una paella con Sofía para celebrarlo todo. Va a ser importante, será mi primera paella y lo va a celebrar todo. Nada en concreto. Y será así, en casa, el domingo, como los mayores. Con el nuevo disco de La Costa Brava de fondo, por ejemplo. Ojalá pase rápido el sábado, que pase rápido, que pase rápido, por favor por favor, que las paellas son felicidad y son para celebrarlo todo, ojalá salga bien, ojalá me convierta en una paellera estupenda para no estar triste nunca más, ojalá cuando llegue el verano vuelva a hacer otra paella con la piel llena de cloro, la toalla al sol, las chanclas puestas.
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