viernes, octubre 17, 2008

árbol





Esta mañana he enchufado el ipod a la radio del coche y lo he puesto en modo aleatorio. Por la diagonal ha empezado a sonar el villancico que compuse durante las navidades pasadas. He subido el volumen y he bajado las ventanillas. Mi voz retumbaba entre los coches parados a las 8:10. Me ha parecido un momento tan sincero... feliz navidad cabrones, ya es viernes. Ha pasado la mujer que va en bici y con tacones. De fondo los cascabeles y ella pedaleando con ímpetu.

Carol y yo hemos aumentado nuestro número de hijas imaginarias. Las hijas imaginarias son muy prácticas porque no existen, y no cambian tus planes.

Primero nació de la imaginación Paola Jr. Ahora tiene 10 años y ya está muy alta. Está fascinada porque le regalé una foto de su bisabuelo Miguel boxeando. La tiene en un marco encima del escritorio. Luego vino Jimena, en honor a una niña que conocimos en Madrid haciendo la cola del autobús. Jimena siempre viste de domingo y es pijilla. Tira más hacia Carol. Mi preferida es Paolita, la primera, pero reconozco que Jimena es muy mona. Ahora tiene 7 años. La vamos educando para que sea laísta y leísta: "El juguete, Jimena, ¿dónde le tienes?". Nuestra última adquisición de hija imaginaria es Flavia, de 12 años. Flavia está entrando en la preadolescencia. Tiene un fotolog y se pasa el día en el messenger. Todo lo escribe con una MaYúScULa sí y otra no, y alargando las vocales: "holaaAAaAAaaAA, k pASaAA?!?!? k fEUuuu AkTa TaRdAAAaaaa?!¿!" Quiere ser escritora, pero también dependienta de H&M. Ya le hemos dicho que en principio es compatible.

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