Mirar pisos me rompe el corazón. Nos encantó un triplex que visitamos la semana pasada. Yo ya me imaginaba con la mesa de ping pong en la terraza de abajo, y con un jacuzzi exterior en la de arriba. Pero luego, en la segunda visita, la gente responsable (hermanos mayores, madres, y tal) te abre los ojos: Que si está mal distribuido, que si el aluminio es de baja calidad (ah, ¿pero hay aluminios de diferentes clases?), que si tiene muchas escaleras, que no tiene toma de agua en las terrazas, y para postres, no tiene bidet. Dios, el bidet. Todo el fin de semana imaginando donde íbamos a poner la habitación y dónde el estudio, quienes serían los invitados a nuestra primera barbacoa de inauguración, dónde pondríamos las hamacas para tomar el sol, cuántas veces iríamos a Ikea... todo para nada. Por suerte, en ninguno de nuestros planes entraba el bidet.
En fin, otro piso descartado. Y dale con las cocinas americanas, joder. Me opongo totalmente a las cocinas americanas.
En fin, un día más de búsqueda.
Hoy he comido en el paseo marítimo, a pie de playa. Han sido unas mini-vacaciones de dos horas. El mar, el sol, el vino. El contraste ha sido brutal, del rumor del mar, al rumor de 25 flautas sonando a la vez. ¿Será culpa mía o es que siempre suenan mal las flautas?
bidé.
1. m. Recipiente ovalado instalado en el cuarto de baño que recibe el agua de un grifo y que sirve para el aseo de las partes pudendas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu mensaje secreto.