martes, agosto 03, 2010
Aquellos maravillosos veranos
Estoy en el lugar donde he veraneado toda la vida. Mis padres compraron este apartamento varios años antes de que yo naciera. He pasado todos los veranos de mi infancia aquí, de julio a septiembre, como una pequeña salvaje sin reloj y con bocadillo para merendar. Aquí nadé por primera vez, aprendí a jugar a ping pong (incluso les ganaba a los chicos), descubrí calas de piedras de colores en la Zodiac de mi padre, en la que se subía hasta el perro. También me fasciné por alguien por primera vez. Hice amigos para siempre, con los que compartí aventuras extraordinarias con tesoro de pulseras incluido. Es el lugar donde más veces he sido feliz, no sé si podré superarlo... Todo está igual que entonces, siempre está igual. Tengo el espacio de mi infancia, pero no el tiempo. Es una sensación peculiar y extraña.
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Es una suerte poder conocer todo ese mundo... y sentirse, de alguna manera, parte de él.
ResponderEliminarUn beso...
PD: Buenísimo gusto el tuyo, ummm ;) Las rubias, ya se sabe.
Dijo alguien que nunca se debe intentar volver a donde se fue feliz... por qué sería?
ResponderEliminarCarol... ala!! tu comentario contiene información top secret, tú sabrás lo que haces!!!
ResponderEliminarIco, sigo siendo feliz aquí, pero de otra manera. A mí me gusta volver a los sitios y recrear las mismas situaciones, es un vicio fatal!!
Me ha gustado mucho tu post, me ha recordado al sitio donde he pasado las vacaciones toda mi vida también.
ResponderEliminarPaseos en zodiac, no poderme subir después de tirarme al agua, el brazo de mi padre tirando de mí hacia dentro de la barca y yo dando patadas en el agua para salir.
Tener cuidado por si había erizos, bucear con tubo, navegar en óptimist, bocadillo de chorizo de pamplona al borde del mar, hacer la digestión y no bañarte en dos horas no se te vaya a cortar...
Gracias por compartir recuerdos
Mar,
ResponderEliminarsíiiii! idem idem idem, esas patadas en el agua jaja, es verdad, cómo cuesta subir! y luego lo de "apártate que voy a encender el motor, no te vaya a dar con el brazo!" jaja. Yo sigo respetando lo de las dos horas y media de digestión, siempre me ha dado mucho respeto. :D Gracias por compartirlo, me ha hecho mucha ilusión coincidir contigo en recuerdos.