Vuelvo a desconfiar de las personas. De las personas, en general. Hay excepciones, por supuesto.
Creo que lo malo de la desconfianza es que no puedes ser tú misma, no te atreves a lanzarte. En las clases de Taekwondo practicamos la confianza... por ejemplo, cuando estiramos la espalda en pareja y sabes que el único punto de apoyo para no perder el equilibrio es el brazo de tu compañero. Pero fuera del tatami, la gente suele dejar el brazo muerto, y si te la pegas, luego te las apañas cómo puedes. Y es entonces cuando empieza la desconfianza.
Así que voy a volver a establecer límites. Y voy a volver a ser un poco intolerante con según qué cosas y qué personas. Es necesario decir "no" sin miedo a las consecuencias. Todo este rollo sólo lo entiendo yo, lo sé.
Tengo muchas ganas de volver a Madrid contigo, de que sea otoño de verdad, con un poco de frío. De llevar chaqueta y de escuchar canciones nuevas.
¡Jo! Pero la expectativa del otoño y de las nuevas canciones compensa, ¿no?
ResponderEliminarPero....confiabas en el género húmano aviadora?
ResponderEliminarTe pensaba màs en el cielo que a ras del suelo.
Besos de Tita y míos.
Nieves
Yo no me fío ni de mi sombra. En Madrid se está ahora estupendamente. El otoño... Vente, y bebemos vino bueno
ResponderEliminarMola que haya excepciones, saludos desde un Madrid muy otoñal
ResponderEliminarPereira, las nuevas canciones de nuestro grupo están en el horizonte!
ResponderEliminarNieves, a mí me pasa como a Tita, soy un poco perra y sí, confiaba en la especie. besazos!!
Maritornes, pues sí!! Voy a ir, no mucho tiempo, pero hay ahí un par de tardes en las que se puede coincidir. :)
Mar del Rey, sí, menos mal... Por aquí parece que llega.