domingo, agosto 04, 2013

1046. iluminada (o algo así)




Echar de menos es muchas cosas a la vez; es ir a comprar muy temprano; es abrir el armario y escoger la ropa; es subirse en el autobús y esperar a que llegue tu parada; es renunciar a un pastel de chocolate; es pintarse las uñas alternando dos colores. "Nada es eterno, dicen que hasta la belleza cansa," me acaba de decir el cubano. Le he preguntado qué había pasado. Una disputa de pareja.

Cómo me gusta esta hora, la del camión de la basura, cuando nadie hace planes. Los planes no deberían existir ni las horas acordadas, deberíamos encontrarnos por el mero fluir. Salir de casa, con el bolso al hombro, bajar la calle y encontrarnos. Reconocernos, porque nos conocimos antes, y lo olvidamos haciendo otras cosas; escogiendo la ropa del armario, estudiando una carrera en la universidad, subiendo al autobús, yendo a comprar temprano. Bueno, eso es tener fe. Para tener fe (en cualquier cosa) se tienen que dar tres condiciones: respeto y confianza; asociación de ideas y símbolos ; y valor.

No me siento especialmente alegre, pero a diferencia de otras veces, no me preocupa. Tampoco me siento triste. A veces siento soledad, como en la cueva. Como cruzando el puente de Brooklyn y parando a liarme un cigarrillo y a observar la estructura de vigas metálicas. Pero no como una novia que no sabe si casarse o no. Es una soledad necesaria. De desintoxicación. Pero no me gusta desintoxicarme porque es aburrido.

Pero me he dado cuenta de algo muy bueno, y es que no odio a nadie. Es sanador no odiar a nadie ni sentirse amenazada. Porque el rencor amenaza. Estuve algún tiempo odiando el invierno pasado, y era horrible y estresante. Me dio muchos problemas.

Hay varias razones por las que odiar no soluciona nada; si odias cuando amas, es algo absurdo porque se vuelve contra ti como un boomerang y te da en toda la cara cuando menos lo esperas; es mejor reconocer que amas. Si odias porque te han hecho daño, tampoco reparas nada, al contrario, lo recuerdas todo el rato, porque el odio es una cadena que te lleva hacia el dolor. Odiar es correr hacia la dirección equivocada en muchos casos.

Pero claro, estoy hablando de odios menores. Que nadie se confunda. Afortunadamente, no he conocido odios mayores.

4 comentarios:

  1. Decía ayer alguien en Twitter, odiar a alguien es como beberse un litro de veneno y esperar a que se muera el de enfrente. Me pareció genial.

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  2. odiar es chungo hay una canción desdramatizadora de Makaroff sobre las rupturas :

    http://youtu.be/JpZvIDKaYsg

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  3. Nos pisamos las ideas, yo escribo ahora sobre las decisiones y que en estas vacaciones no pienso tomar más que las justas y un poco menos. A ver qué pasa...
    Besos
    N

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  4. Pues yo escuché esta otra frase que no se de quien es: Aferrarse al odio es como coger un carbón ardiente para tirárselo a alguien: eres tú quien se quema ...

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