domingo, septiembre 13, 2015

La rueda de la vida




Volver a engancharme a la rueda de la vida creo que me da miedo por si no se cumplen mis expectativas. Es como cuando saltabas a la comba de pequeña -lo odiaba, estrés- que tenías que calcular el momento justo para no darte con la cuerda y luego, una vez dentro de la rueda, saltar y saltar y saltar, hasta que la cuerda volvía a trabarse entre los pies. Qué cansancio, ¿no? Tengo la sensación de llevar dos años haciendo eso. Metiéndome en la rueda y fallando, metiéndome en la rueda y fallando, metiéndome en la rueda y fallando (a ver, ya sé que "follando" sería lo ideal, pero tenemos un conflicto de vocales).  Y así todo el rato. Por eso me apetece dormir. Me estoy tomando unos días de ¿reflexión? Oigo a unas niñas cantar mientras dan la comba, "ven, Paola, ven a la rueda..." pero me da mucho miedo. Otra vez no, pienso, otra vez no, dejadme en paz. Ya hago todo lo que puedo. Me dais muy mal la comba: bajita, rápida, torcéis la cuerda... así no se puede jugar a nada. 



5 comentarios:

  1. Qué estrés la comba... aquellos segundos tan tensos en que veías venir la cuerda y te balanceabas queriendo cogerle el ritmo para que no te atizara en la cara...
    Nunca se me hubiera ocurrido utilizar tan vivencia como analogía de la vida, pero tienes toda, todísima la razón.
    ..- -. -... . ... --- .-.-. (espero que esté bien)

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  2. Oh, ¿está bien Frances Ha?
    Justo ayer vi While We're Young; Adam está por todas partes...

    Yo jamás salté a la comba cuando era pequeña. Pero el juego que me parecía el colmo de la tortura era ese de la goma elástica: cada vez que se ponía de moda, el recreo se convertía en una pesadilla.

    Igual el secreto está en darse la comba una misma a sí misma, ya sabes, como las boxeadoras. Y entonces a ver a quién le hacemos responsable del ritmo...

    Pereza infinita. Petó.

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  3. “Cuántas veces, bajo el peso de un tedio que se parece a la locura, o de una angustia que parece ir más allá de ella, me detengo, vacilante, antes de rebelarme; vacilo, conteniéndome, antes de divinizarme. Dolor de no saber qué es el misterio del mundo, dolor de que no nos amen, dolor de ser injustos con nosotros, dolor de sentir el peso de la vida sobre nosotros, sofocándonos y aferrándonos; dolor de dientes, dolor de zapatos apretados –¿quién puede decir cuál de ellos es peor para uno, o, más aún, para los demás, o para la generalidad de los que existen?–”

    — Libro del desasosiego - Fernando Pessoa

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  4. https://www.youtube.com/watch?v=x0i949-ns7c

    "Un bulto negro", Krahe

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  5. Alguna vez de pequeños nos metíamos en la comba de las niñas (lo digo tal cuál porqué sólo ellas jugaban a la comba habitualmente, mientras nosotros le dábamos al balón; por suerte, los tiempos cambian), y era casi más agotador psíquicamente que físicamente. Yo también fallo más que follo (o más de lo que quisiera, de lo uno y de lo otro...)

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