Todo es una historia hermosa, por eso nada tiene demasiada importancia. Hoy he ayudado a una turista que andaba perdida por mi calle, han cortado la línea del metro y necesitaba ayuda, Y le he dado la buena noticia de que la línea no estaba cortada en la dirección a la que iba. Final feliz.
Tengo problemas de amor y de desamor, pero de baja intensidad. Son cosas de la vida. Sudor, alegrías, rayadas y vuelta a la normalidad. Ya no tengo 20 años, ni tampoco 30. Me refiero a que… todo bajo control.
Y tengo muchísimo estrés laboral y siento mucha presión. Pero si lo pienso bien, nada de esto tiene importancia. Si lo pienso mal, es cuando luego vienen las “madresmías”. Las madres mías de mi abuela y de mi madre. Madre mía, qué ansiedad. Madre mía, qué agobio. Madre mía, qué calor. Madre mía, qué voy a hacer si…
Es difícil brillar sin un apagón de vez en cuando.
Los momentos buenos nos ayudan a poner en perspectiva a los malos, ¿o es al revés? nunca lo tengo claro :) Pero sí, los planes sencillos son lo que mejor funcionan, al menos para mi, no he nacido para malabarista, no puedo aguantar muchas pelotas en el aire ;)
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