domingo, noviembre 16, 2003

El autobús

El primer día me enseñaste todas las habitaciones, menos una.

Algunos domingos, suelo visitar tu casa. La de las canciones. Me llevan en autobús. El conductor trabaja pensando en sus hijas. Una de cinco años, la otra de ocho. Yo tengo un billete, ese que me venden con el último sueño de cada mes. La primera parada después del túnel, es la mía. Allí me despido de los otros pasajeros con destino a otras casas...llevan regalos, pasteles. Yo siempre voy con discos. Me dicen adiós con la mano, "adiós! hasta el próximo domingo" y yo les sonrio. Desde la parada veo tu portal y me esperas bajo el sol, sin hacer nada. Sólo me esperas. Cuando llego, nos alegramos y nos miramos las manos, para ver si algo ha cambiado. Casi siempre, tu cocina huele a crepes con chocolate, y casi siempre merendamos crepes con chocolate mientras ponemos música. Cuando nos sentamos en el sofá, me dices que tengo un beso en los labios, pero a veces lo encuentras dormido en el cuello.

El último día abrí esa habitación cerrada. Descubrí lo que había dentro. Algo así como un almacén, muy ordenado, con una ventana. Te pregunté que guardabas. Y me dijiste: "Ahí están, enfrascadas, etiquetadas por fechas y precintadas, todas tus tardes."

Con razón, a las 16:00, siempre siento que me quitas algo.

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