Salgo del trabajo y bajo por la calle del quiosco en el que compraba la misma postal cada semana. Semanas de aguacero en marzo. Casi tristes. Coleccionando un mismo lugar y guardándolo todo en el cajón que se asfixiaba.
Pero estos días, bajo la calle grande contándote el pelo de memoria.
Sumando tu boca a las cosas que no suman pero cuentan.
Pensando en si estuvieras otra vez allí y te viera.
Y al verte,
me quitaría los auriculares del discman de golpe y lo poco probable se desvanecería junto a la boca de metro. Pero de todo esto, lo mejor es
que sucede.
Sucede que nos vemos y yo quiero y tú quieres.
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