Estás sentada al borde de tu cama y de espaldas a mí enciendes una vela.
Estabas tan concentrada que tuve tiempo para pensar que un día escribiría que sentada al borde de tu cama y de espaldas a mí encendías una vela.
Te quemaste y yo me puse a reir. Y ya estaba todo tan oscuro... Después me quedé dormida.
Estos días pienso en ti y me alegra verte alegre por cosas en general y por nada en concreto. Lo concreto parece mucho más intenso pero creo que tiene límites.
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