He subido hasta el 3º2º del 114. Al abrir la puerta "Nino" me ha arañado los pantalones y me ha dicho "miau" y yo le he respondido que "marramiau " y se ha convencido. Menos mal porque no sé más palabras. Todo esto lo he hecho porque estaba sola en el recibidor, en compañía no me atrevería a hablar con un gato desconocido.
Mi profesora de solfeo se llama Felicidad y eso que es joven. La verdad es que me gusta mucho su nombre y además lo contagia, eso sí, timidamente. Hemos estado leyendo un poco:
Paola: do, miii, la-la, si mmm dooo, fa, si, si... Sí?
Felicidad: sí, sí, es la octava, dos si, sí..
Paola: ah sí!
[risas]
Después se ha sentado en el piano y me ha dicho, "no mires.." (¿es que acaso se va a desnudar?!) "no mires porque voy a ver que tal estás de oído"
Piano: taaaaaaaaaaaaannnnn...
La nota se queda suspendida en la habitación, se escurre por el vidrio y se cuela por debajo de la ventana. Se agarra al bajante de la galería y se desliza como un bombero hasta el 2º2ª y entra por la habitación de Lucía, que observa pensativa su colección de zapatos...¿escogerá los que me siguen a mí? ....taaaaaaaaaaan
Otra vez en el 3º2ª,
Felicidad: ¿qué nota es?
Paola: Un La.
Felicidad: Muy bien...
A mí me estaba empezando a gustar hacer las cosas bien y además Felicidad es una mujer positiva.
Al cabo de varios ejercicios me ha dicho que me sentara a tocar el piano, que me quería escuchar. Yo ya le había dicho que soy autodidacta y que no tengo ni idea de las notas que toco, pero que las toco, y que no me pida que lo repita porque voy improvisando y sería muy difícil volver a tocar lo mismo y que bla bla bla
tan tiii... taaan tooon, ta ta ti ta tiii, ta ta tiii, tann tannn , ti taaa tooon... -imaginando a Lucía en el 2º2ª, que está a punto de decidirse-
Felicidad: Mmm, muy bien, tienes mucha intuición musical...no deberías desaprovecharla...
(estrategia: elogiar al alumno)
Ah sí? vaya...
tin taaan tooon. Lucía sale de casa.
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