Tus guiños como de niña de diez años -¿te das cuenta? te has crecido tres años en unos meses- aún surgen efecto. Atamos lazos que se liberan con un gesto, cerrando los labios, volcando los vasos, abriendo un regalo. El silencio se mueve y se convierte en ruido, es un saco lleno de ratones. Palabras en círculo. Ya te las he dicho todas. No es un inconveniente, no estamos en la enciclopedia de los límites, desde el primer momento los rebasamos. Más allá del buque, del cabo, del escollo. Ahora más allá. No importa si no...
Ya estamos.
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