El sábado fui en coche a buscar a Sofía para ir a la presentación del libro. Un día de estos, el tren se desviará y llegará hasta mi calle. Del tercer vagón bajará Sofía y luego llamará a mi puerta. Hasta entonces, vamos a seguir con el procedimiento habitual...coche, metro, bus, etc. Ya me sé los cedas, los stops y el carril donde me tengo que poner para girar. También sé tres pastelerías cerca de su casa. Una siempre está cerrada y vuelven a las seis.
Nuria, la supereditora, habló muy bien en la presentación del libro. No se pone nerviosa, además estaba especialmente contenta -no me extraña!- y eso se notaba. Yo puse una grabación y la escuchamos en silencio. Cerré los ojos mientras sonaba. Era algo raro, no es lo mismo escucharme desde casa en pijama, que escucharme en una sala llena de gente que no conozco. De unos altavoces salían esas eses extrañas que a veces hago.
-actualización-
Ai... no sé hacer crónicas. Lo siento. Pero que conste que llevo una hora intentándolo
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