Te voy a querer mucho esos dos días. Creo que tanto que la gente empezará a odiarse. No tengo ganas de irme a la cama porque me concentro demasiado en mi dedo roto y me duele. Hoy me he puesto una venda nueva y límpia por encima, como de navidad, para ser una chica bonita, de las que caen del cielo si rezas -una chica bonita, por favor, una chica bonita...-. Y si no, también, pero hay que tener suerte. Suerte de la buena y de la que no te cuentan de pequeña para que no confíes demasiado en ella.
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