lunes, noviembre 19, 2007

Sin cuerda



Es un poco tarde, hoy no he tenido ni un ratito para perder el tiempo. En cualquier caso, mejor eso que pasarme la tarde viendo como las horas se me echan encima como un jugador de rugby.

Eso sí, eso no, no me quito de la cabeza al vigilante de la biblioteca a la que fuimos el sábado.

Cuando faltaban diez minutos para cerrar pusieron una canción para que los usuarios decidiéramos de una puñetera vez qué libro queríamos llevarnos. Es algo habitual. El otro día sonó "New York, New York", la de Frank Sinatra. Y la verdad es que a todos nos han afectado bastante las películas. El guarda de seguridad se puso a bailar alzando las piernas y alternando el paso con algo de claqué. También cantaba y sonreía a las bibliotecarias. Aprovechando el despiste del vigilante, una avalancha de nieve, digo de usuarios, atracaba las estanterías de novelas, sobre todo los estantes de la M a la O, y las de dvd's. A nadie parecía importarle en absoluto tal desbarajuste, todos estábamos muy contentos. El frío, ya se sabe. Las películas. New York.

Yo estaba especialmente alegre porque estrenaba gorro de lana, uno que me hizo la abuela de mi prima (que no es mi abuela). Sofía volvía a ponerse al abrigo con forro de cuadros y la chica de delante guantes a rayas.

Tras cruzarnos con varios perros con jersey, llegamos a casa y vimos en televisión que la helada había estropeado la cosecha de todo el año, que el frío era un gran desastre. Una mujer lloraba con un kiwi congelado en la mano.

Ya sentada en el sofá, me quité el gorro algo avergonzada. Alguien había dejado de darle a la manivela. La música se iba agotando. Decidimos emborracharnos jugando al yo nunca nunca. Sofía me pidió que por favor volviera a bailarle la danza africana que me enseñaron en la clase de expresión corporal. Te queda tan tribal.

1 comentario:

  1. He elegido un post antiguo al azar para leer antes de dormir y ha salido éste.

    Sí, recuerdo ese día en la biblioteca. Me gusta mucho reencontrarte y reencontrarnos en estos recuerdos tan genialmente narrados.

    Hasta mañana, mi chica...

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