domingo, febrero 10, 2008

Ni contigo ni sin ti

Anoche me atiborré de lizipaína para no sentir la garganta. Intenté emborracharme las anginas... como en esas películas del oeste en las que se anestesiaba al paciente con whisky a palo seco -el paciente casi siempre acaba con la pierna amputada-. Toda la semana esperando el sábado para estar con ella y me pilla a medio gas, aún así saqué fuerzas y me curé por unas horas. Cuando estás resfriada todo va a cámara lenta y el sexo es como en el espacio, flotando como los astronautas en los cohetes de la Nasa.

Debajo del plato encontré unas entradas para la ópera y unos billetes de avión para junio. Buena señal. Hace unas semanas me puse celosa por una de sus alumnas, Sofía me dijo que la miraba mucho y que no estaba nada mal. Hacía tiempo que no pensaba en ese tipo de peligros. Las alumnas, la universidad, los mails, brrrr. Mejor no pensar.

Luego se pasa la noche del sábado y el domingo es apocalíptico, me pone de mala leche. Hoy me he comportado como una gilipollas. Nunca recuerdo si va con g o con j, pero ella me ha dado la regla de oro; "gilipollas va con g de guarra, recuerda que todas las guarras son unas gilipollas y verás como no se te olvida." Efectivamente, que tiemble la real academia. Antes de marcharme me ha besado y me ha dicho "esto es como un bonus track". Replay toda la semana.

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