Me siento alejada. A veces paso y me saludo con la mano pero es tan poquito el rato que me cruzo que apenas lo noto. Voy en un tren, en un autobús, en algo que se mueve. Y quiero decirme muchas cosas, pero paso tan rápido... Hoy he llegado pronto y he desayunado en el bar. Me ha parecido una parada. Desde la ventana veía los restos de un edificio derrumbado, los azulejos y el papel de la única pared en pie. El esqueleto de las antiguas habitaciones. Construirán un nuevo bloque más moderno, más seguro, mejor. Pero hasta que lo levanten, lo que queda del antiguo sigue a la intemperie y con una capa finísima de humedad y frío. Finísima es peor que fina porque es más sutil, no tan evidente. Supongo que seguiré sintiéndome lejos hasta que agarren bien los cimientos nuevos. Las últimas cosas que me dije hablaban de fruta y de árboles. De brillar, de iluminar. Algo como vivir. Tin, tin, tin, tin, tin... el sonido de un triángulo. Mandarinas. Quiero ser cantante de rock.
Que el cor no m'hi cabia al pit.
Que el cor no m'hi cabia al pit.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu mensaje secreto.