A veces, cuando llego a casa, me equivoco de mando a distancia y le doy al botón del mando del parking del trabajo. Imagino la puerta del garaje abriéndose allí, solitaria, sin ningún coche delante. Pero es imposible, claro, que se abra. Demasiada distancia. Es como pensar en alguien que sabes que no piensa en ti. Es una equivocación, es un error. Y no hablo de pensamientos románticos, ni mucho menos. No nos confundamos, que siempre se tiende a lo fácil, joder. Es una pérdida de tiempo equivocarse de mando a distancia. Las moscas se acumulan en la sombra, los niños tiran petardos para espantarlas.
Lo curioso de trabajar tan cerca de la playa es que cuando sales al mediodía cansada, la gente va en bañador y con la toalla al hombro por la calle, como si nada. Pero bueno, no me quejo, a mí me falta bien poco para llevar también esa vida playera.
Lo curioso de trabajar tan cerca de la playa es que cuando sales al mediodía cansada, la gente va en bañador y con la toalla al hombro por la calle, como si nada. Pero bueno, no me quejo, a mí me falta bien poco para llevar también esa vida playera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu mensaje secreto.