He dormido en cinco camas distintas durante los dos últimos meses y aún queda una por probar. Esa es la razón que se me ocurre para justificar el insomnio que padezco, el sueño roto. Ésa y la de no sentirme cansada. Las preocupaciones que tengo ahora no son asfixiantes, son más bien de ir arrastrando los pies. Mi mamá siempre dice que como camarera no sería nada buena porque soy muy lenta.
Ayer me quedé tres horas viendo borroso por culpa del cloro de la piscina. Perdí mis gafas en la playa. Pero no en la última, en la penúltima.
Hoy me he comprado unas nuevas. Anti-vaho y transparentes para no modificar el color del agua.
Estos días me ha visitado un perfume -por casualidad- y he recorrido una geografía que odié con todas mis fuerzas. Ambas cosas no han provocado ningún efecto en mí. Sin darme cuenta he ido tapando los agujeros. Mis deudas.
Salvador Dalí quiso conservar la grieta que cruzaba la fachada del castillo que le regaló a Gala. La grieta probaba que aquel castillo había sufrido un cataclismo. Mandó reforzar las paredes por dentro para que la brecha no afectara a la estructura del edificio.
Fácil, ¿eh?
fácil,sí.
ResponderEliminarandadimelo, complicado no. XD
ResponderEliminarVuelvo del finde en Cadaqués y Gala y Dalí estaban por todos los sitios. Creo que los vi escondidos entre tanto guiri. Gracias por la recomendación del ArtRage. Todo un descubrimiento... Saludos
ResponderEliminarqué linda la historia de la grieta.
ResponderEliminaryo este verano he dormido en la cama más conocida de mi vida y nos hemos reconocido .)
cuántas playas, cuántas camas, cuánto verano, bonita!
me gusta que las gafas no modifiquen el color del agua .)
Acabo de leerte y queria que lo supieras, gracias por tu espacio. Te mando mis saludos.
ResponderEliminarÁngel Poético